lunes, 16 de agosto de 2010
George versus los chalecos con cierre vol.1
Hoy en el mes de George, primer capítulo de una gran batalla:::::::::::::::::::::::::::::::::::
Al igual que todos los años, las tiendas sacan y sacan ropa para que la gente se las compre. Pero esta vez una malvada ropa, no tan distinta que las otras pero sí muy fea, se decidió a salir al público para que alguien con mal gusto la adquiera y llene de horror las calles capitalinas: el famoso y deprimente CHALECO CON CIERRE.
Era un día normal, de esos que hay sol pero con nubes, y George se paseaba por el centro de la ciudad, recogiendo comida de los basureros y ladrándole a las palomas. A una en específico que no se molestaba con el sonido que producían sus ladridos. Así, se la fue persiguiendo por varias calles, inquietó a más de algún transeunte, hasta que por fín pudo quitársela de encima. Arrancó la paloma. Después de esto, George se volvió para encontrar un espacio soleado donde dormir la siesta y ahí se topó con algo terrible: Un hombre, que tenía puesto un CHALECO CON CIERRE caminaba por la ciudad, esparciendo su fealdad por todos lados. George quizo que esa persona no se vea más fea de lo que es y rápidamente saltó sobre el humano y le mordió el CHALECO CON CIERRE para que quedara inutilizable y no se lo ponga más. Para mala fortuna de George, la gente creyó que él estaba atacando a un pobre transeúnte inocente y se fueron contra George, lo golpearon y lo alejaron del chaleco.
El perro no podía creer que los humanos, que tenían tan buenos medios de producción y tan sofisticados diseñadores, siguieran produciendo CHALECOS CON CIERRE. Por más que pintaran los muros de las casas, por más que regaran las plantitas y barrieran las calles, la ciudad no podía ser embellecida, porque esta peste seguía expandiendo sus garras por todos los sectores de la capital. George sabía que si atacaba a los chalecos uno por uno, no conseguiría nada, ya que las fábricas estaban produciendo miles de estos al día y George sólo podía eliminar dos diarios. Así que fue al meollo del asunto: se paró al frente de una tienda expendedora de este infernal producto y comenzó a gruñir: "grrrrr, ¡guau! ¡guau! grrrrrr".
Por suerte para George, antes de que se le partiera la voz de tanto ladrido, llegó un inspector municipal para sacarlo del lugar, ya que ahí molestaba a la clientela de la tienda. Indignado, se fue a corretiar palomas para pasar el rato, mientras pensaba que por más que limpiaran el smog e hicieran el mapocho navegable, la ciudad seguiría siendo horrorosa ante tal crimen estilístico. Y luego dijo: "Hay que conscientizar a las masas ante esto. Háganse ver chiquillos". La lucha recién comienza.
viernes, 6 de agosto de 2010
amor citadino
George es el dueño del blog en el mes de Agosto. Y así lo expresa, con un rosado bien desagradable de fondo, para espantar visitas y nadie lea sus historias. Cree que sus fans son incondicionales, y leeran sus anécdotas aunque se le rompan las córneas. Ahora empieza, ahora se arrima el mes de George::::::::::::::::::::::
A las una de la tarde George vuelve a bostezar. Es que es imposible ladrar y corretiar gatos luego de una noche en que durmió poco. "Como a las cinco dormí un poco, pero seis y media ya escuchaba los motores de micro intentando partir. ¿Por qué se levantan tan temprano estos humanos?, ¡si todavía es de noche!". Pero el ajetreo urbano le pide a George estar atento en esa hora, ya que puede salir una vieja a pasear su puddle o alguna pizzería puede tirar sus restos cerca suyo.
La vida de la ciudad acoge a los perros de manera agradable, ya que le dan comida y vacunas (si es que algún gobernador lo promueve) pero también está el lado desagradable, el ruido permanente y pocas horas de sueño "En la noche me tengo que ir a lados desconocidos pero silenciosos, sólo ahí me puedo concentrar y dormir. Choques y gritos a las tres de la mañana son realmente desagradables."
Algo que destaca George de la urbe es la multiplicidad de papeles que puede jugar, y que si alguno resluta mal, se cambia de barrio y se és alguien totalmente distinto "Durante mi juventud me fui a vivir un tiempo en el barrio alto. Ahí conocí a una chiquilla, de esas típicas blancas, medias callejeras, pero de familia. Estaba todo bien hasta que una vez la dejé con crías. Y apareció un hombre persiguiéndome, de esos con chaqueta y pelo blanco, con un palo y un maletín. Me tuve que ir, tuve que vivir en otro barrio, pero ningún drama. En cambio si era pueblo chico estaba cagado. El viejo me podía perseguir por todos lados hasta encontrarme, porque ese loco estaba mal de la psiquis. Ahora me cambié el nombre, me llamo George y está todo bien. Allá me decían Jimmy. Cacha, Jimmy. Nunca me gustó ese nombre, no es tan rosado. Es más morado creo yo."
Los perros como Geroge saben que tienen poca vida en la tierra, que a los 15 años ya les va quedando poco. Es por eso que aprovechan la vida, y en la ciudad esa vivencia puede ser más de todos los días, siempre está pasando algo y es por eso que se queda acá: "Una vez hablando con un caballo de carabineros, me dijo que si tenía la posibilidad de irme de la ciudad, me fuera. Que allá donde no hay cemento la vida es más plena, el aire es más limpio, las flores son naturales y los árboles más fortachones. Yo me quedé pensando lo que me dijo. Concluí que no había para qué. Acá están las cosas de verdad, los problemas humanos que yo puedo intentar responder, acá están las correas que quiero combatir y acá está el polvo que me hace mal a los pulmones pero que me hace feliz. Le dije esto al caballo, y él me respondió: 'Pero qué te pasa, si el campo es como el paraíso. Agua cristalina, cielos despejados y espacio para cabalgar libremente', y yo le respondí que para qué quería ir al paraiso acá en la tierra, si supuestamente me iré el paraíso cuando muera. Sólo voy a vivir aproximadamente quince años acá, luego será para siempre. Pero entiendo al caballo. Yo por lo menos tengo pene."
A las una de la tarde George vuelve a bostezar. Es que es imposible ladrar y corretiar gatos luego de una noche en que durmió poco. "Como a las cinco dormí un poco, pero seis y media ya escuchaba los motores de micro intentando partir. ¿Por qué se levantan tan temprano estos humanos?, ¡si todavía es de noche!". Pero el ajetreo urbano le pide a George estar atento en esa hora, ya que puede salir una vieja a pasear su puddle o alguna pizzería puede tirar sus restos cerca suyo.
La vida de la ciudad acoge a los perros de manera agradable, ya que le dan comida y vacunas (si es que algún gobernador lo promueve) pero también está el lado desagradable, el ruido permanente y pocas horas de sueño "En la noche me tengo que ir a lados desconocidos pero silenciosos, sólo ahí me puedo concentrar y dormir. Choques y gritos a las tres de la mañana son realmente desagradables."
Algo que destaca George de la urbe es la multiplicidad de papeles que puede jugar, y que si alguno resluta mal, se cambia de barrio y se és alguien totalmente distinto "Durante mi juventud me fui a vivir un tiempo en el barrio alto. Ahí conocí a una chiquilla, de esas típicas blancas, medias callejeras, pero de familia. Estaba todo bien hasta que una vez la dejé con crías. Y apareció un hombre persiguiéndome, de esos con chaqueta y pelo blanco, con un palo y un maletín. Me tuve que ir, tuve que vivir en otro barrio, pero ningún drama. En cambio si era pueblo chico estaba cagado. El viejo me podía perseguir por todos lados hasta encontrarme, porque ese loco estaba mal de la psiquis. Ahora me cambié el nombre, me llamo George y está todo bien. Allá me decían Jimmy. Cacha, Jimmy. Nunca me gustó ese nombre, no es tan rosado. Es más morado creo yo."
Los perros como Geroge saben que tienen poca vida en la tierra, que a los 15 años ya les va quedando poco. Es por eso que aprovechan la vida, y en la ciudad esa vivencia puede ser más de todos los días, siempre está pasando algo y es por eso que se queda acá: "Una vez hablando con un caballo de carabineros, me dijo que si tenía la posibilidad de irme de la ciudad, me fuera. Que allá donde no hay cemento la vida es más plena, el aire es más limpio, las flores son naturales y los árboles más fortachones. Yo me quedé pensando lo que me dijo. Concluí que no había para qué. Acá están las cosas de verdad, los problemas humanos que yo puedo intentar responder, acá están las correas que quiero combatir y acá está el polvo que me hace mal a los pulmones pero que me hace feliz. Le dije esto al caballo, y él me respondió: 'Pero qué te pasa, si el campo es como el paraíso. Agua cristalina, cielos despejados y espacio para cabalgar libremente', y yo le respondí que para qué quería ir al paraiso acá en la tierra, si supuestamente me iré el paraíso cuando muera. Sólo voy a vivir aproximadamente quince años acá, luego será para siempre. Pero entiendo al caballo. Yo por lo menos tengo pene."
jueves, 29 de julio de 2010
nosotros somos los feos
Se me van las vacaciones, pero el invierno se mantiene intacto. Voy a escribir rápido, antes que se me hielen las manitas. Un cuento::::::::::::::::::::::::::::::::::
Un caballero del metro ve que su pantalón está manchado con una mancha, que pareciera ser de mostaza, pero una que viene de químicos raros y baratos, que imitan de una forma no tan parecida al sabor natural de la semilla amarilla. Así, el señor acerca su uña de su mano izquierda para raspar el pantalón y que la mancha ya no se vea más en el traje y que se instale en su dedo anular, evolucionando a mugre. Antes era una mancha y ahora es mugre. Y esta mugre está compuesta de microbios y gérmenes. Los muy apuestos gérmenes. Siempre hacen concursos de bellezas, está repleto de misses y de místers, y no nesecitan de pinturas ni de gimnasios, ya que su lindura es natural, sin retoques. "Ay los gérmenes (suspirando)".
Los bichos venían en la uña del caballero, formando parte de una mugre. El metro se detiene en la estación "Té de hierbas" y en esta estación aparece una publicidad, bien luminosa, de un nuevo tipo de cloro para el baño que mata a gérmenes y microbios en el acto. Los bichos ya están acostumbrados a que los humanos los intenten matar, así que no se sorprendieron por la amenaza que se aparecía frente a ellos, sino lo que los sorprendió fue que ellos estaban siendo caricaturizados como seres vivos de muy mal aspecto: con los ojos saltones, narices con mocos, dientes desordenados y la cara muy sucia. Todos los que estaban en la uña se preguntaron por qué los humanos los veían así, y uno de los más lindos de la mugre le respondió al resto: "Es culpa del maikel López-jara. Él era horrible, y todos nosotros simepre fuimos hermosos, entonces él estaba muy acomplejado por eso. Pero igual iba a la escuela e igual participaba en los concursos de belleza. Nosotros los gérmenes nunca nos reímos de los demás porque sean feos, sólo de los hombres, pero es que esos son bien feos, imposible aguantar la burla. Pero al Maikel, siempre lo tratamos bien." Ahí temrinó la historia, y todos quedaron desencajados, ya que el germen bien apuesto no había explicado nada.
Un microbio rompió el silencio que se había generado luego de la inestructurada historia anterior, diciéndo: "Nosotros los bichos nunca hemos juzgado a nadie. Siempre vemos el lado bonito, porque somos bonitos. Y ahí está López-Jara, llegó lejos el muchacho, apareciéndo en la tele y participando de cortos comerciales. Nunca dejaríamos que algo le pasara. Es como el manantial de la vida"
"Aahh" respondieron casi todos.
Ahí alguien se dio cuenta de lo que sucedía, fue una bactería la que realizó la siguiente tesis: "Los gérmenes y microbios son bien tontos. No pueden reconocer fealdad (aunque es verdad que son bien apuestos), no se dan cuenta del fuerte olor de los venenos que les imponen los humanos, por eso mueren rápidamente, y además inventan gente que nunca existió. ¿Se habrán dado cuenta que Jara era el segundo apellido de Maikel, y que no era un apellido compuesto, como sí lo es Pérez-Cotapos?"
miércoles, 21 de julio de 2010
indefenso como vaquero sin caballo
Juana de Arco no tendría frío en estas circunstancias. Y también me criticaría por mi poca actividad bolguera. Yo le diría que se fuera a lavar el pelo, porque seguramente lo tendría todo pegotiado, y al relacionarse cercanamente con ella se ve asqueroso.
Ella tira flechas, yo tiro cuentos. Y acá les va lo mío, kabuuum:::::::::::::::::::::::
Fin de semana largo y la mamá con su niño, luego de recogerlo de la escuela, van de compras para divertirse juntos los tres días festivos. Seguramente algún ángel o santo hizo algo no tan bonito como lo pintó Miguel Ángel, pero sí algo universalmente reconocido que se debe celebrar como feriado, pero que se chutea a un lunes para que a los que no le importa la celebración se vayan a la playa y aumenten la producción turística, que está "de capa caída" por la temporada de "vacas flacas" que se "atormentó" el trimestre anterior. "Nos estamos comiendo la clara pero no la yema" dijo un "economista" que le encantan las "frases-sinónimos" que van entrecomillas. Al salir del supermercado el chiquillo celebró la adquisición de un libro para colorear y una caja con doce crayones a todo color. Perfecto panorama para despertarse a las nueve de la mañana del sábado, y antes de tomar desayuno, pintar papeles hasta que las huellas digitales se deformen. "¡Yupi!" pensó el niño. Y así fue. Sin despertador, un cuarto para las nueve el muchacho ya estaba de pie y listo para colorear. La primer figura que presentaba el libro era un vaquero, sin caballo, pero con sombrero y una soga. Rápidamente abrió la caja de crayones, sacó el lápiz azul y pintó la chaqueta de ése color. El vaquero pensó que el azul era poco usual en los vaqueros, pero quizás los vaqueros del siglo veintiuno tendrían una forma distinta de vestirse que la de los clásicos de las películas. Así que aceptó la nueva vestimenta. Luego el niño pintó la camisa con el crayón verde claro. Con disgusto el vaquero aceptó el colorante, pero ya no disfrutaba el modelaje matutino que realizaba. "mmm, los pantalones van a ser morados" pensó el nene, y dispuso el lápiz para pintar. El vaquero se enteró del estilo que estaba llevando a cabo su costurero, y no lo aguantó más, se escapó de ahí. Se fue corriendo de la página, se encontró con marcianos y sirenas de las otras hojas. Mientras el pequeño recorría el libro buscando al escurridizo cowboy. Se pasó la selva, nadó en el océano índico, cabalgó osos polares y pelió en contra de los romanos. Hasta que llegó a la última página, ya no tenía escapatoria y se enfrentó al intimidante lápiz color morado. Con los ojos cerrados el tradicional vaquero se sometió a la cultura actual. Y la mariposa, que estaba en esa página antes que se apareciera el vaquero, se sonrió al saber que en su mundo-libro-para-colorear las desciciones las toma un niño que aún no sabe combinar colores.
Ella tira flechas, yo tiro cuentos. Y acá les va lo mío, kabuuum:::::::::::::::::::::::
Fin de semana largo y la mamá con su niño, luego de recogerlo de la escuela, van de compras para divertirse juntos los tres días festivos. Seguramente algún ángel o santo hizo algo no tan bonito como lo pintó Miguel Ángel, pero sí algo universalmente reconocido que se debe celebrar como feriado, pero que se chutea a un lunes para que a los que no le importa la celebración se vayan a la playa y aumenten la producción turística, que está "de capa caída" por la temporada de "vacas flacas" que se "atormentó" el trimestre anterior. "Nos estamos comiendo la clara pero no la yema" dijo un "economista" que le encantan las "frases-sinónimos" que van entrecomillas. Al salir del supermercado el chiquillo celebró la adquisición de un libro para colorear y una caja con doce crayones a todo color. Perfecto panorama para despertarse a las nueve de la mañana del sábado, y antes de tomar desayuno, pintar papeles hasta que las huellas digitales se deformen. "¡Yupi!" pensó el niño. Y así fue. Sin despertador, un cuarto para las nueve el muchacho ya estaba de pie y listo para colorear. La primer figura que presentaba el libro era un vaquero, sin caballo, pero con sombrero y una soga. Rápidamente abrió la caja de crayones, sacó el lápiz azul y pintó la chaqueta de ése color. El vaquero pensó que el azul era poco usual en los vaqueros, pero quizás los vaqueros del siglo veintiuno tendrían una forma distinta de vestirse que la de los clásicos de las películas. Así que aceptó la nueva vestimenta. Luego el niño pintó la camisa con el crayón verde claro. Con disgusto el vaquero aceptó el colorante, pero ya no disfrutaba el modelaje matutino que realizaba. "mmm, los pantalones van a ser morados" pensó el nene, y dispuso el lápiz para pintar. El vaquero se enteró del estilo que estaba llevando a cabo su costurero, y no lo aguantó más, se escapó de ahí. Se fue corriendo de la página, se encontró con marcianos y sirenas de las otras hojas. Mientras el pequeño recorría el libro buscando al escurridizo cowboy. Se pasó la selva, nadó en el océano índico, cabalgó osos polares y pelió en contra de los romanos. Hasta que llegó a la última página, ya no tenía escapatoria y se enfrentó al intimidante lápiz color morado. Con los ojos cerrados el tradicional vaquero se sometió a la cultura actual. Y la mariposa, que estaba en esa página antes que se apareciera el vaquero, se sonrió al saber que en su mundo-libro-para-colorear las desciciones las toma un niño que aún no sabe combinar colores.
sábado, 26 de junio de 2010
mensaje de mi para un yo cada vez más lejano
Pucha, entre el mundial y fin de semestre... EXCUSAS. perdón le pido al blog por no renovarlo. Mal administrador =(. Aquí viene un cuento:::::::::::::::::::::::::::::::
Este era el típico joven que se sigue maravillando con cosas cotidianas, pero no expresa su felicidad en una risa o en un salto o en un abrazo, sino que se mantiene calmo hasta que llega a su casa y plasma lo vivido en una escritura que guarda para mostrársela en algún momento a una chiquilla que le paresca atractiva. Si le salía una espinilla no rabiaba, sólo intentaba despejarla de su cara y escribía sobre lo malo que era verse mal frente al espejo. Le sacaban una muela y no daba muestras de dolor, obtenía una mala nota y no le pegaba a la pared y escuchaba una canción mal hecha y no reconocía inmediatamente su desagradable sonido. Era un maldito frente a los que les gustaban los sentimientos más activos.
Entre esos momentos que el muchacho necesitaba escribirlos y dar su propia opinión de aquella exaltación, aparece uno que es particular de la temporada otoño-invierno, pero que lamentablemente para él es demasiado popular: Pisar hojas crujientes. Lo vivió cuando bien niño, pero ahora "más maduro" recapitula y encuentra de lo más que hay la sensación de aplastar la hoja muerta. Luego de la acción, se calma, respira, mira para el lado, da unos pocos pasos bien rápido, para luego continuar normalmente el camino hasta su casa, bien sereno, pero por dentro no hayaba la hora de llegar a su hogar y escribir la experiencia.
Pobre chiquillo, no sabe cuántos poemas se han escrito al respecto, hasta grupos de facebook existen, y él que depende de la exclusividad, de creer que nadie más ha sentido lo mismo, que andan todos preocupados de ganar plata, de sufrir un taco de automóviles, de alcanzar un posible negocio, de hablar de penes y vaginas entre los hombres y comentar equivocadamente de partidos de fútbol y de política. Siente que nadie más se preocupa de las cosas simples y que él está haciendo una revolución desde su escritorio y desde su lápiz bic. ¡Tengo noticia para ti, querubín! Mucha gente disfruta de esos momentos, a todos les gustaría correr por el parque junto a sus perros-mascotas, dar vueltas de carnero en una cama de dos plazas. Y yo creo que es mala noticia para ti, ya que querías ser el único en tu especie, creer que nadie más es tan vividor como tú. Te equivocaste, todos somos humanos como tú.
Este era el típico joven que se sigue maravillando con cosas cotidianas, pero no expresa su felicidad en una risa o en un salto o en un abrazo, sino que se mantiene calmo hasta que llega a su casa y plasma lo vivido en una escritura que guarda para mostrársela en algún momento a una chiquilla que le paresca atractiva. Si le salía una espinilla no rabiaba, sólo intentaba despejarla de su cara y escribía sobre lo malo que era verse mal frente al espejo. Le sacaban una muela y no daba muestras de dolor, obtenía una mala nota y no le pegaba a la pared y escuchaba una canción mal hecha y no reconocía inmediatamente su desagradable sonido. Era un maldito frente a los que les gustaban los sentimientos más activos.
Entre esos momentos que el muchacho necesitaba escribirlos y dar su propia opinión de aquella exaltación, aparece uno que es particular de la temporada otoño-invierno, pero que lamentablemente para él es demasiado popular: Pisar hojas crujientes. Lo vivió cuando bien niño, pero ahora "más maduro" recapitula y encuentra de lo más que hay la sensación de aplastar la hoja muerta. Luego de la acción, se calma, respira, mira para el lado, da unos pocos pasos bien rápido, para luego continuar normalmente el camino hasta su casa, bien sereno, pero por dentro no hayaba la hora de llegar a su hogar y escribir la experiencia.
Pobre chiquillo, no sabe cuántos poemas se han escrito al respecto, hasta grupos de facebook existen, y él que depende de la exclusividad, de creer que nadie más ha sentido lo mismo, que andan todos preocupados de ganar plata, de sufrir un taco de automóviles, de alcanzar un posible negocio, de hablar de penes y vaginas entre los hombres y comentar equivocadamente de partidos de fútbol y de política. Siente que nadie más se preocupa de las cosas simples y que él está haciendo una revolución desde su escritorio y desde su lápiz bic. ¡Tengo noticia para ti, querubín! Mucha gente disfruta de esos momentos, a todos les gustaría correr por el parque junto a sus perros-mascotas, dar vueltas de carnero en una cama de dos plazas. Y yo creo que es mala noticia para ti, ya que querías ser el único en tu especie, creer que nadie más es tan vividor como tú. Te equivocaste, todos somos humanos como tú.
domingo, 13 de junio de 2010
lunes, 24 de mayo de 2010
plusvalía animalosa
Ya se viene mi cumpleaños número 3, ya se viene el mundial, ya se viene la entrada número 100, ya se viene una dilatación de mi intestino grueso y ya se viene la siguiente entrada, que es una nueva versión de lo grandioso que son los animales::::::::::::::::
-Dentro de una habitación con muchos cuadros, se destaca su pared blanca.
-¿Dentro de un zoológico se destacan los humanos?
-Mmm, creo yo que los humanos siempre quieren destacar, por eso existen los zoológicos, donde se aprecia la dominación humana por sobre los demás animales.
- Pero los cuadros son una forma que tienen de destacarse los humanos.
- Efectivamente, una forma creativa de sobresalir. Pero sobresalir en comparación a los demás humanos, no sobre los otros animales. La gente que pinta cuadros no necesita sobresalir ante los otros animales, ya sabe que ellos son superiores.
- Dentro de la tecnología, destaca el viewmaster
- Ahí está, no necesitan ni viewmaster para sobrevivir, para correr por ahí.
- Necesitan patas y piernas.
- Y energía. Dentro de los antílopes destaca el que camina, dentro de los humanos...
- ... destaca el que corre.
- ¿Quieres seguir la conversación?
- Acá yo hago las preguntas.
- Yo no quiero seguir, puedo parecer tonto si digo algo no tan bonito como lo que dije antes.
- ¿Tienes miedo a ser/parecer tonto?
- Dentro de mis miedos destaca ése.
- ¿Dentro de los inteligentes?
- ¿Quién destaca?
- Sí, ¿el más tonto o el más inteligente?
- El más bonito.
-Dentro de una habitación con muchos cuadros, se destaca su pared blanca.
-¿Dentro de un zoológico se destacan los humanos?
-Mmm, creo yo que los humanos siempre quieren destacar, por eso existen los zoológicos, donde se aprecia la dominación humana por sobre los demás animales.
- Pero los cuadros son una forma que tienen de destacarse los humanos.
- Efectivamente, una forma creativa de sobresalir. Pero sobresalir en comparación a los demás humanos, no sobre los otros animales. La gente que pinta cuadros no necesita sobresalir ante los otros animales, ya sabe que ellos son superiores.
- Dentro de la tecnología, destaca el viewmaster
- Ahí está, no necesitan ni viewmaster para sobrevivir, para correr por ahí.
- Necesitan patas y piernas.
- Y energía. Dentro de los antílopes destaca el que camina, dentro de los humanos...
- ... destaca el que corre.
- ¿Quieres seguir la conversación?
- Acá yo hago las preguntas.
- Yo no quiero seguir, puedo parecer tonto si digo algo no tan bonito como lo que dije antes.
- ¿Tienes miedo a ser/parecer tonto?
- Dentro de mis miedos destaca ése.
- ¿Dentro de los inteligentes?
- ¿Quién destaca?
- Sí, ¿el más tonto o el más inteligente?
- El más bonito.
miércoles, 28 de abril de 2010
Los bolivianos
Si me encuentro con el rusio le voy a dar las gracias. Si ustedes se topan con el rusio le dicen hola, luego le explican la situación relacionada con el blog, y luego le dan las gracias. Así como para contextualizar la conversación.
Aquí va lo que importa, la bibley según el rusio::::::::::::::::::::::::::::::::
¿Los bolivianos? "Son gente linda, un pueblo de verdad especial. No te lo imaginas.” Le diré eso porque la encuentro linda, de verdad, especial. Tiene algo. Me gusta cómo logra que su ropa tenga un aspecto artesanal tan industrialmente acabado. Igual que su maquillaje. Me gusta su voz entusiasta y la distancia, tan ingenua como exigua, que escogió para separar mi nefasta cercanía de su centro de gravedad. Debe ser una idealista y una soñadora moderada en las mañanas, igual que yo. Más que eso no sé, pero puedo apostar que su película favorita incluye a alguna clase de Che Guevara dentro del reparto y que ama la idea de verse a ella viajando más que el-viajar-en-sí. Claro, desde que arrendó la película Into the Wild (seguro que la arrendó, y está fanática) que espera el momento justo y a las personas indicadas para ir a fundir su existencia con el universo y volver a Santiago con la boca llena de historias fascinantes sobre animales exóticos, paisajes conmovedores y alguna droga-medicina turísticamente aceptada por el resto del mundo. Volver con el aura renovada y que alguna amiga le diga galla qué te pasó que te creció el espíritu. La idea de volver es siempre romántica si se la compara con el no haber partido nunca.
Me imagino que sueña con llenar su bitácora de viaje (que en ningún caso es igual a su diario de vida, aunque el cuaderno sea el mismo) con coloridas anécdotas de los mercados, reflexiones trascendentales sobre el misticismo y toda clase de citas a autores ad-hoc. Escribirá en éste cada noche, devota de la idea de jugar a ser reportera del National Geographic. Supongo que cuando vuelva, repletará su facebook (y el de todos nosotros) con fotografías de ella y sus amigas volando en perfecta sincronía a unos treinta centímetros del suelo, y con otras fotos, más del estilo Unicef, en las que saldrá radiante, compartiendo su alegría con los niños del lugar.
Supongo entonces que aquella pregunta por los bolivianos deja la pelota en un territorio dentro de cuyos límites me siento del todo cómodo. Le contaré mi historia sobre Bolivia y su gente. Le diré que partí el viaje solo y a dedo desde la esquina de mi casa, lo cual no es estrictamente cierto ya que mi casa no queda tan cerca del terminal de buses de La Paz. Ella me escuchará de ahí en adelante con suficiente interés, esbozando una suave sonrisa cuando me haga el-ridículo-tierno y le cuente que durante todo el viaje llevé una olla de lata colgando de la mochila, la misma que en más de una ocasión me sirvió como tambor en tal o cual plaza boliviana.. Seguiré hablando. Una tensión repentina y vibrante se instalará por algunos segundos como un fantasma sobre sus labios cuando le cuente que mi bus se cayó transitando por el camino más peligroso del mundo, la misma tensión que se difumará en un suspiro cuando le confiese que caímos del lado correcto del camino, sobre la ladera, y que solo fue necesario usar un par de palas y tirar el viejo bus con una cuerda, entre las gallinas, las viejitas forradas en aguayos y uno que otro entusiasta israelita sacando fotos en calidad baja. Sonreirá de nuevo y me llamará tonto. Tarde o temprano me preguntará algo así como qué es lo que más te marcó del viaje, o bien qué fue lo que aprendiste estando solo en un país como Bolivia. Yo antepondré cuidadosamente a mi respuesta el prefijo uffffff, haciéndole ver lo inabarcable de su pregunta, me tomaré el pelo y luego le diré que al estar solo (le diré que en realidad, fueron pocos los días en los que estuve realmente solo porque tuve la bendición de conocer los compañeros de viaje más multiculturales que pueda imaginar) uno se dispone de la mejor manera para conocer a las otras personas, quienes de otro modo pasarían desapercibidas entre tanto tan interesante que sucede alrededor. Y que la gente que uno conoce o no conoce, es por lejos el elemento crucial de un viaje. Inventaré a la pasada un cliché asqueroso como “compartir con el que viene del otro lado del mundo y ve las cosas al revés que uno, acaba con dos personas que son ahora más capaces de querer al otro.” Me brillarán los ojos, los que estarán imperceptiblemente cubiertos como por una helada al finalizar estas palabras. Le diré al fin que la selva te marca y le mostraré el ambiguo tatuaje de un árbol que hace años dibujó en mi espalda un drogadicto del Portal Lyon.
Una mueca extraña y novedosa se dibujará en su boca, por un instante ya no linda ni tersa, sino torcida e inquisidora. Ella mentirá qué bonito y yo me excusaré, relativamente desesperado, con que fue un regalo que por buena educación no podía rechazar, y que en realidad no es tan terrible, porque como está en la espalda, no lo veo nunca y casi no me acuerdo de que lo llevo ahí para siempre. Un prolongado silencio de tres segundos agravará la situación. Pareceré un imbécil y en efecto, ella pensará que soy un imbécil por aceptar que un compañero de viaje, es decir, un absoluto desconocido me “regale” un tatuaje que me cubre media espalda, o pensará que bien soy un mentiroso, nada de lo cual es estrictamente falso por las razones que a esta altura ya no estimo necesario explicitar.
Continuaré con las excusas y los tropezones mientras lanzo furtivas (y cada vez más frecuentes) miradas a la salida. Ella lo notará y me preguntará si me pasa algo. Yo le responderé no nada que en realidad estoy esperando a alguien, pero que todavía no ha llegado. Que no se preocupe, que todo va bien. Me mirará como se mira a un moribundo. Otro demoledor silencio de tres segundos me obligará a pedirle que me cuente algo más de ella, así, textual. Estaré acabado… El tercero de tres segundos, no sabré manejarlo y entonces, mientras me descompenso, aprovecharé de decirle que tiene las tetas caídas. Le diré que una le llega hasta mucho más abajo que la otra. No le diré cuál. Supongo que en aquel instante un pololo enorme saldrá de su morral de lana made-in-china con la idea fija de masacrarme. Entonces me acordaré convenientemente de su pregunta inicial y le responderé con un “¿Los bolivianos? Son gente jodida, un pueblo difícil.” Eso le diré, porque debe ser una hija de puta, igual que yo. Más que eso no sé.
Aquí va lo que importa, la bibley según el rusio::::::::::::::::::::::::::::::::
¿Los bolivianos? "Son gente linda, un pueblo de verdad especial. No te lo imaginas.” Le diré eso porque la encuentro linda, de verdad, especial. Tiene algo. Me gusta cómo logra que su ropa tenga un aspecto artesanal tan industrialmente acabado. Igual que su maquillaje. Me gusta su voz entusiasta y la distancia, tan ingenua como exigua, que escogió para separar mi nefasta cercanía de su centro de gravedad. Debe ser una idealista y una soñadora moderada en las mañanas, igual que yo. Más que eso no sé, pero puedo apostar que su película favorita incluye a alguna clase de Che Guevara dentro del reparto y que ama la idea de verse a ella viajando más que el-viajar-en-sí. Claro, desde que arrendó la película Into the Wild (seguro que la arrendó, y está fanática) que espera el momento justo y a las personas indicadas para ir a fundir su existencia con el universo y volver a Santiago con la boca llena de historias fascinantes sobre animales exóticos, paisajes conmovedores y alguna droga-medicina turísticamente aceptada por el resto del mundo. Volver con el aura renovada y que alguna amiga le diga galla qué te pasó que te creció el espíritu. La idea de volver es siempre romántica si se la compara con el no haber partido nunca.
Me imagino que sueña con llenar su bitácora de viaje (que en ningún caso es igual a su diario de vida, aunque el cuaderno sea el mismo) con coloridas anécdotas de los mercados, reflexiones trascendentales sobre el misticismo y toda clase de citas a autores ad-hoc. Escribirá en éste cada noche, devota de la idea de jugar a ser reportera del National Geographic. Supongo que cuando vuelva, repletará su facebook (y el de todos nosotros) con fotografías de ella y sus amigas volando en perfecta sincronía a unos treinta centímetros del suelo, y con otras fotos, más del estilo Unicef, en las que saldrá radiante, compartiendo su alegría con los niños del lugar.
Supongo entonces que aquella pregunta por los bolivianos deja la pelota en un territorio dentro de cuyos límites me siento del todo cómodo. Le contaré mi historia sobre Bolivia y su gente. Le diré que partí el viaje solo y a dedo desde la esquina de mi casa, lo cual no es estrictamente cierto ya que mi casa no queda tan cerca del terminal de buses de La Paz. Ella me escuchará de ahí en adelante con suficiente interés, esbozando una suave sonrisa cuando me haga el-ridículo-tierno y le cuente que durante todo el viaje llevé una olla de lata colgando de la mochila, la misma que en más de una ocasión me sirvió como tambor en tal o cual plaza boliviana.. Seguiré hablando. Una tensión repentina y vibrante se instalará por algunos segundos como un fantasma sobre sus labios cuando le cuente que mi bus se cayó transitando por el camino más peligroso del mundo, la misma tensión que se difumará en un suspiro cuando le confiese que caímos del lado correcto del camino, sobre la ladera, y que solo fue necesario usar un par de palas y tirar el viejo bus con una cuerda, entre las gallinas, las viejitas forradas en aguayos y uno que otro entusiasta israelita sacando fotos en calidad baja. Sonreirá de nuevo y me llamará tonto. Tarde o temprano me preguntará algo así como qué es lo que más te marcó del viaje, o bien qué fue lo que aprendiste estando solo en un país como Bolivia. Yo antepondré cuidadosamente a mi respuesta el prefijo uffffff, haciéndole ver lo inabarcable de su pregunta, me tomaré el pelo y luego le diré que al estar solo (le diré que en realidad, fueron pocos los días en los que estuve realmente solo porque tuve la bendición de conocer los compañeros de viaje más multiculturales que pueda imaginar) uno se dispone de la mejor manera para conocer a las otras personas, quienes de otro modo pasarían desapercibidas entre tanto tan interesante que sucede alrededor. Y que la gente que uno conoce o no conoce, es por lejos el elemento crucial de un viaje. Inventaré a la pasada un cliché asqueroso como “compartir con el que viene del otro lado del mundo y ve las cosas al revés que uno, acaba con dos personas que son ahora más capaces de querer al otro.” Me brillarán los ojos, los que estarán imperceptiblemente cubiertos como por una helada al finalizar estas palabras. Le diré al fin que la selva te marca y le mostraré el ambiguo tatuaje de un árbol que hace años dibujó en mi espalda un drogadicto del Portal Lyon.
Una mueca extraña y novedosa se dibujará en su boca, por un instante ya no linda ni tersa, sino torcida e inquisidora. Ella mentirá qué bonito y yo me excusaré, relativamente desesperado, con que fue un regalo que por buena educación no podía rechazar, y que en realidad no es tan terrible, porque como está en la espalda, no lo veo nunca y casi no me acuerdo de que lo llevo ahí para siempre. Un prolongado silencio de tres segundos agravará la situación. Pareceré un imbécil y en efecto, ella pensará que soy un imbécil por aceptar que un compañero de viaje, es decir, un absoluto desconocido me “regale” un tatuaje que me cubre media espalda, o pensará que bien soy un mentiroso, nada de lo cual es estrictamente falso por las razones que a esta altura ya no estimo necesario explicitar.
Continuaré con las excusas y los tropezones mientras lanzo furtivas (y cada vez más frecuentes) miradas a la salida. Ella lo notará y me preguntará si me pasa algo. Yo le responderé no nada que en realidad estoy esperando a alguien, pero que todavía no ha llegado. Que no se preocupe, que todo va bien. Me mirará como se mira a un moribundo. Otro demoledor silencio de tres segundos me obligará a pedirle que me cuente algo más de ella, así, textual. Estaré acabado… El tercero de tres segundos, no sabré manejarlo y entonces, mientras me descompenso, aprovecharé de decirle que tiene las tetas caídas. Le diré que una le llega hasta mucho más abajo que la otra. No le diré cuál. Supongo que en aquel instante un pololo enorme saldrá de su morral de lana made-in-china con la idea fija de masacrarme. Entonces me acordaré convenientemente de su pregunta inicial y le responderé con un “¿Los bolivianos? Son gente jodida, un pueblo difícil.” Eso le diré, porque debe ser una hija de puta, igual que yo. Más que eso no sé.
viernes, 16 de abril de 2010
Señor, me da una duda
Para lka gente que recién hace como que lee este blog y no sabe sus reglas, una pequeña introducción:
El blog se divide en ocho grupos, que se caracterizan por la estructura de los escritos. Estos son:
George el perro rosado; Culer; Cuento; Mini cuento; recordatorio mental; Personificación; La Bilbey según...; Historia especial.
Bien, esperando que esta información sea de su ayuda para que no se sientan espantados con mi blog, continúo la existencia del mismo con una historia bien especial. No tanto en realidad::::::::::::::::::::
En clases hay un chiquillo que siempre pregunta. Está tan atento, que cualquier hueco en la explicación del profe, él lo tapa haciendo una pregunta o comentario al respecto.
Se despierta en las mañanas pensando para si: "Dime un número del uno al diez. Mmm, seis. Bien, hoy haré seis preguntas durante el día" y se acuesta en las noches reflexionando: "Hoy hice siete preguntas, una más de las que debía. Me gané un premio" y pegaba en la pared de su pieza un autoadhesivo cromado de Harry potter. Nunca se cuestionó que pasaría si algún día no pasa la meta, el tenía considerado que sus proyecciones eran como la teletón, que siempre tendría un final feliz en el estadio nacional.
Un día se levantó y se supo al tiro que sería un día de esos: el diario llegó mojado, la mantequilla se mezcló en exceso con la mermelada y la micro se quedó en pana en la mitad exacta del trayecto hacia la universidad. Afortunadamente él siempre tiene un margen de treinta minutos para llegar a la clase, entonces no se atrasó. El profesor entró a la sala, dijo algún comentario divertido antes de comenzar la materia, y luego se lanzó: Una idea de cuarenta minutos la explayó en hora y media y no dejó espacio para dudas. El chiquillo pensó, sudó, movió sus dos piernas al mantenerse sentado y se rindió fácilmente: el educador y su manera de pasar la materia fueron superiores al molestoso estudiante hinchapelotas. "¿Y ahora qué?" pensó el joven.
Tenía algo en su interior que tenía que explotar, que tenía que salir y descubrir el mundo más allá de una aula, más allá de un libro. Estalló en preguntas; cuatro, tres, dos, uno... :
-¿Cómo te llamas?
-¿Cómo te llamai?
-¿Sales todos los fines de samana?
-¿Qué me pongo hoy?
-¿Qué estudiai?
-¿Te tengo que besar o tomar de la mano?
-¿Zapatillas anchas o converse?
-¿Súper cool o Scary movie?
-¿Hace cuanto pasó de moda no amarrarse los cordones?
-¿Cómo se hace el puré instantáneo?
-¿Tengo que valorizar las lentejas y el charquicán?
-¿Los cables amarillo, rojo y blanco se ponen en la tele?
-¿Tocar un instrumento raro es bacán?
-¿Hay que lavarse los dientes una, dos o tres veces?
-¿Existe alguna crema pa las espinillas?
-¿Creí que me queda bien este nuevo pelo?
-¿Vamos a pasear en micro hasta llegar a mi casa?
Terminando el día debería pegar todos los stikers que encuetre en su casa y dejar bien pegotiada la puerta de su pieza.
El blog se divide en ocho grupos, que se caracterizan por la estructura de los escritos. Estos son:
George el perro rosado; Culer; Cuento; Mini cuento; recordatorio mental; Personificación; La Bilbey según...; Historia especial.
Bien, esperando que esta información sea de su ayuda para que no se sientan espantados con mi blog, continúo la existencia del mismo con una historia bien especial. No tanto en realidad::::::::::::::::::::
En clases hay un chiquillo que siempre pregunta. Está tan atento, que cualquier hueco en la explicación del profe, él lo tapa haciendo una pregunta o comentario al respecto.
Se despierta en las mañanas pensando para si: "Dime un número del uno al diez. Mmm, seis. Bien, hoy haré seis preguntas durante el día" y se acuesta en las noches reflexionando: "Hoy hice siete preguntas, una más de las que debía. Me gané un premio" y pegaba en la pared de su pieza un autoadhesivo cromado de Harry potter. Nunca se cuestionó que pasaría si algún día no pasa la meta, el tenía considerado que sus proyecciones eran como la teletón, que siempre tendría un final feliz en el estadio nacional.
Un día se levantó y se supo al tiro que sería un día de esos: el diario llegó mojado, la mantequilla se mezcló en exceso con la mermelada y la micro se quedó en pana en la mitad exacta del trayecto hacia la universidad. Afortunadamente él siempre tiene un margen de treinta minutos para llegar a la clase, entonces no se atrasó. El profesor entró a la sala, dijo algún comentario divertido antes de comenzar la materia, y luego se lanzó: Una idea de cuarenta minutos la explayó en hora y media y no dejó espacio para dudas. El chiquillo pensó, sudó, movió sus dos piernas al mantenerse sentado y se rindió fácilmente: el educador y su manera de pasar la materia fueron superiores al molestoso estudiante hinchapelotas. "¿Y ahora qué?" pensó el joven.
Tenía algo en su interior que tenía que explotar, que tenía que salir y descubrir el mundo más allá de una aula, más allá de un libro. Estalló en preguntas; cuatro, tres, dos, uno... :
-¿Cómo te llamas?
-¿Cómo te llamai?
-¿Sales todos los fines de samana?
-¿Qué me pongo hoy?
-¿Qué estudiai?
-¿Te tengo que besar o tomar de la mano?
-¿Zapatillas anchas o converse?
-¿Súper cool o Scary movie?
-¿Hace cuanto pasó de moda no amarrarse los cordones?
-¿Cómo se hace el puré instantáneo?
-¿Tengo que valorizar las lentejas y el charquicán?
-¿Los cables amarillo, rojo y blanco se ponen en la tele?
-¿Tocar un instrumento raro es bacán?
-¿Hay que lavarse los dientes una, dos o tres veces?
-¿Existe alguna crema pa las espinillas?
-¿Creí que me queda bien este nuevo pelo?
-¿Vamos a pasear en micro hasta llegar a mi casa?
Terminando el día debería pegar todos los stikers que encuetre en su casa y dejar bien pegotiada la puerta de su pieza.
miércoles, 7 de abril de 2010
La señora de la infancia
Siempre me gustó rescatar las cosas que hice cuando chico, porque son más espontáneas y representan mejor lo que son las personas, creo. No me quiero representar a mi en este recordatorio mental, pero si quiero representar un sentimiento que me agrada mucho y me hace muy feliz. Esto pasó de verdad::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
21 de Agosto 1995
En la tarde estuve pintando, mientras mi hermano Aníbal hacía su tarea de animales y le leía una revista a Graciela mientras ella planchaba la ropa. Ella me dijo que uno podía hacer regalos a las personas porque las quería y no solamente cuando están de cumpleaños.
21 de Agosto 1995
En la tarde estuve pintando, mientras mi hermano Aníbal hacía su tarea de animales y le leía una revista a Graciela mientras ella planchaba la ropa. Ella me dijo que uno podía hacer regalos a las personas porque las quería y no solamente cuando están de cumpleaños.
domingo, 21 de marzo de 2010
Investigación anti-depilación
Hoy es el domingo más domingo del año. Se nubla a veces y hay que hacer quehaceres que no te permiten dormir mucha siesta y te obligan a tomar café. Un cuento del Bíbley::::::::::::::::::
Al llegar a la casa después de un día escolar, siempre le espera un leche caliente y una tanda de monos animados. Después de eso llega su madre y le pregunta: "James, ¿Trajo tarea para hoy?".
Aunque James a veces no trae tarea, es mejor decirle que sí a la mamá, para que no crea que el colegio es malo y poco exigente. En esos casos -cuando no hay tarea- James se encierra en la pieza una media hora y después sale de ella diciendo que está chato del colegio, que porqué le mandan todos los días trabajos para la casa y eso. Ahí su mamá lo acurruca, lo regalonea y ven las teleseries juntos. Buena recompensa. Pero esta tarde no pasó eso. El curso de james tiene que hacer una investigación sobre los jabones para la feria científica, descubrir sus funciones, sus componentes y las nuevas tecnologías que han ido adquiriendo desde la revolución industrial. A James le tocó la parte más histórica de los jabones, averiguar cual es el más viejo y el más nuevo, así que se puso a recorrer su casa y recolectar jabones. Encontró tres: "Jabón especial para hacer burbujas ", "Jabón líquido glicerina humectante ph neutro" y "Jabón de tocador compuesto (jabón sólido)". "¿Cuál de estos tres será el más viejo?" pensó James. No le podía preguntar a su madre, que aún no volvía del trabajo y necesitaba saberlo pronto, porque después tiene que hacer el papelógrafo con cartulinas y lápices escripto. Entonces tenía que sacar conclusiones por si mismo: el "Jabón especial para hacer burbujas" era el más nuevo, porque lo compró su papá el fin de semana pasado cuando hicieron picnic en el parque. Entonces el líquido que hace burbujas está al final de la línea de tiempo. Creyendo que ya tenía gran parte de la tarea hecha, James se puso a ver los caballeros del zodíaco y se olvidó de todo. A las siete de la tarde su madre llega y le pregunta: "James, ¿Trajo tarea para hoy?" "Chuta", pensó James, se le había olvidado y todavía queda mucho por hacer. Rápidamente comparó el jabón que estaba en el lavamanos con el que estaba en la ducha: "Me acuerdo que en naturales dijieron que los principìos de la vida en la tierra partieron en el agua y que lo líquido era lo más esencial. Así que el jabón líquido debe ser primero. Pero las velas, por ejemplo, primero son sólidas y después de un rato prendidas se hacen líquido, se derriten". "Ah, no sé cual es más vieja" lamentó y se fue a encerrar a su pieza.
Antes de dormir, se despidió de beso de su padre y su madre. Su papá andaba sin polera -se estaba poniendo el pijama- a la hora de las buenas noches e inesperadamente hizo prender la ampolleta en la cabeza de James: Comparó el pecho de él con el de su padre y el pecho más viejo tenía pelos, el más joven no. Comparó los pechos de los jabones: el sólido tenía tres pelos en el pecho, el líquido no tenía ninguno. "Por fin me voy a sacar un siete en ciencias" se felicitó James.
Al llegar a la casa después de un día escolar, siempre le espera un leche caliente y una tanda de monos animados. Después de eso llega su madre y le pregunta: "James, ¿Trajo tarea para hoy?".
Aunque James a veces no trae tarea, es mejor decirle que sí a la mamá, para que no crea que el colegio es malo y poco exigente. En esos casos -cuando no hay tarea- James se encierra en la pieza una media hora y después sale de ella diciendo que está chato del colegio, que porqué le mandan todos los días trabajos para la casa y eso. Ahí su mamá lo acurruca, lo regalonea y ven las teleseries juntos. Buena recompensa. Pero esta tarde no pasó eso. El curso de james tiene que hacer una investigación sobre los jabones para la feria científica, descubrir sus funciones, sus componentes y las nuevas tecnologías que han ido adquiriendo desde la revolución industrial. A James le tocó la parte más histórica de los jabones, averiguar cual es el más viejo y el más nuevo, así que se puso a recorrer su casa y recolectar jabones. Encontró tres: "Jabón especial para hacer burbujas ", "Jabón líquido glicerina humectante ph neutro" y "Jabón de tocador compuesto (jabón sólido)". "¿Cuál de estos tres será el más viejo?" pensó James. No le podía preguntar a su madre, que aún no volvía del trabajo y necesitaba saberlo pronto, porque después tiene que hacer el papelógrafo con cartulinas y lápices escripto. Entonces tenía que sacar conclusiones por si mismo: el "Jabón especial para hacer burbujas" era el más nuevo, porque lo compró su papá el fin de semana pasado cuando hicieron picnic en el parque. Entonces el líquido que hace burbujas está al final de la línea de tiempo. Creyendo que ya tenía gran parte de la tarea hecha, James se puso a ver los caballeros del zodíaco y se olvidó de todo. A las siete de la tarde su madre llega y le pregunta: "James, ¿Trajo tarea para hoy?" "Chuta", pensó James, se le había olvidado y todavía queda mucho por hacer. Rápidamente comparó el jabón que estaba en el lavamanos con el que estaba en la ducha: "Me acuerdo que en naturales dijieron que los principìos de la vida en la tierra partieron en el agua y que lo líquido era lo más esencial. Así que el jabón líquido debe ser primero. Pero las velas, por ejemplo, primero son sólidas y después de un rato prendidas se hacen líquido, se derriten". "Ah, no sé cual es más vieja" lamentó y se fue a encerrar a su pieza.
Antes de dormir, se despidió de beso de su padre y su madre. Su papá andaba sin polera -se estaba poniendo el pijama- a la hora de las buenas noches e inesperadamente hizo prender la ampolleta en la cabeza de James: Comparó el pecho de él con el de su padre y el pecho más viejo tenía pelos, el más joven no. Comparó los pechos de los jabones: el sólido tenía tres pelos en el pecho, el líquido no tenía ninguno. "Por fin me voy a sacar un siete en ciencias" se felicitó James.
domingo, 7 de marzo de 2010
Ay, no sé qué decirle. (Culer 8)
Pégale pa arriba.
Cambiando de tema, hay varia gente que me dice que le es difícil comunicarse con Culer, que lo encuentra raro y poco humano. Para esa gente va dedicada esta entrada, en la que te ayudará a no espantarlo con tus malos modales::::::::::::::::::::::::::::::
1. Antes de saludarlo, tienes que tener los cordones amarrados. No es por una cosa de seguridad, sino que a él le molesta esa actitud pubertina en personas que ya son mayores de edad. si ocupas chalas, ojalá sean sin velcro.
2. Con un buen apretron de manos sabrá con quien trata. A culer no le importa que le pidan autógrafos ni que le tomen fotografías, pero no acepta el toqueteo: "No tengo poto" aclara.
3. La mayoría de los días, Culer acaba de terminar alguna relación amorosa -"cuando se dan cuenta que soy un cooler y no un humano como ellas, me dejan inmediatamente" le comentó a una revista-, así que por favor nunca le pregunten por la polola o por el "corazón". Se pondrá triste y no te preparará nachos con guacamole.
4. Si quieres contactarte con él, llámalo a la casa. Dejarle recado a la secretaria lo encuentra muy formal. Llamarlo al celular tampoco es opción, porque encuentra que "es para personas tan ocupadas que ni siquiera tuestan el pan antes de comerlo".
5. Lo último y no por eso menos importante: Culer mide menos de 1,20 metros, así que no te sorprendas al verlo. Y lo más importante: La tentación es grande, pero nunca te apoyes en él, así como alguien se apoya en la mesa del comedor. Sería demasiado vergonzoso para él y te haría la vida imposible, de aquí a fin de año.
Cambiando de tema, hay varia gente que me dice que le es difícil comunicarse con Culer, que lo encuentra raro y poco humano. Para esa gente va dedicada esta entrada, en la que te ayudará a no espantarlo con tus malos modales::::::::::::::::::::::::::::::
1. Antes de saludarlo, tienes que tener los cordones amarrados. No es por una cosa de seguridad, sino que a él le molesta esa actitud pubertina en personas que ya son mayores de edad. si ocupas chalas, ojalá sean sin velcro.
2. Con un buen apretron de manos sabrá con quien trata. A culer no le importa que le pidan autógrafos ni que le tomen fotografías, pero no acepta el toqueteo: "No tengo poto" aclara.
3. La mayoría de los días, Culer acaba de terminar alguna relación amorosa -"cuando se dan cuenta que soy un cooler y no un humano como ellas, me dejan inmediatamente" le comentó a una revista-, así que por favor nunca le pregunten por la polola o por el "corazón". Se pondrá triste y no te preparará nachos con guacamole.
4. Si quieres contactarte con él, llámalo a la casa. Dejarle recado a la secretaria lo encuentra muy formal. Llamarlo al celular tampoco es opción, porque encuentra que "es para personas tan ocupadas que ni siquiera tuestan el pan antes de comerlo".
5. Lo último y no por eso menos importante: Culer mide menos de 1,20 metros, así que no te sorprendas al verlo. Y lo más importante: La tentación es grande, pero nunca te apoyes en él, así como alguien se apoya en la mesa del comedor. Sería demasiado vergonzoso para él y te haría la vida imposible, de aquí a fin de año.
sábado, 20 de febrero de 2010
El fome hazmereir
Antes de pasar del calor solar al calor de las fotocopias, quería escribir un cuento. Uno no más por ahora, después vendrán más, no se asusten::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Un chiste buena onda, poco grosero y si está bien contado siempre hace reir, invitó a todos los del sindicato de chistes a comerse un asado a su casa. Dio mal la dirección a propósito, todos llegaron tarde (excepto el presidente del sindicato que sabe donde viven todos "por si tengo ganas de comer un queque recién hecho para la once", se excusa) y se rieron de la broma y fue el tema de la tarde noche. Lo que había preparado para la tarde-tarde noche no era muy especial: longanizas y hamburguesas a la parrilla y entrega de premios buena onda: El más mal contado, el más largo, el más típico, el más cochino, el más ofensivo y el premio al nuevo talento joven. Todos aplaudieron y qué se yo, para luego pasar a lo que nos convocaba: Habían unos chistes que eran tan largos que ya no terminaban chistosos, sino que era lo que pasaba entremedio de la historia lo que hacía reir más a sus oyentes. Y esto estaba rompiendo los cánones establecidos en los tratados de 1927, que decían que para que un chiste sea chiste, la parte más graciosa debía ser la del final, como el ejemplo que sale en la escritura: "(...)entonces abrió la puerta y se la cayó el pico, jaja". Y si estas anécdotas se unen y forman un nuevo conglomerado, el sindicato perderá aproximadamente un tercio de sus adherentes.
Fue un momento serio, a eso de las 22:30 en donde los chistes pensaban en como arreglar la situación.
"¿Quién quiere más vino?". Ya son la una y media y no se habla más del tema importante y grave. Los chistes se cuentan a ellos mismos, o cuentan a sus amigos y los demás se rien y dicen: "Dile que venga pa' la otra". Así cada uno mostraba sus bondades, algunos con harto aparato reproductor y otros con harta suegra y funerarias.
Sentado en una silla de plástico blanca, bien cerca de la parrilla, miraba la situación el ganador del chiste más fome ("Había una vez un niño que se llamaba Pedro y después de bañarlo, sólo se llamó edro"). Media hora después esperaba que lo vinieran a buscar, porque su papá tenía auto y podía recogerlo. Pero pensó que su humillación no se pasaría lléndose a acostar. La craneó harto y se iluminó: Llamó a uno de sus mejores amigos a que viniera a la fiesta "que está pa que mas buena", decía el mensaje de texto. Le ofrecieron vino y no quería, los más burlones le ofrecieron cien pesos por el trofeo, pero el no los aceptó. Cuando lo obligaban a ir a comprar más alcohol, apareció su padre que se lo llevó. Y en el auto le reprochó: "Te dije que no te juntaras con estos sánganos, cada vez más buenos para hablar de potos y de chuchetumadres".
"Hola, ¿Han visto al Habia Una Vez Un Niño Que Se Llamaba Pedro y Después de Bañarlo, Sólo Se Llamó Edro?" Así se presentó el amigo invitado, al que rápidamente le preguntaron el nombre: "Ayer Pasé Por Tu Casa y Me tiraste Un Lápiz. No Lo Bic".
Así el chiste durmió tranquilo sabiendo que no ganaría ese premio el próximo año.
Un chiste buena onda, poco grosero y si está bien contado siempre hace reir, invitó a todos los del sindicato de chistes a comerse un asado a su casa. Dio mal la dirección a propósito, todos llegaron tarde (excepto el presidente del sindicato que sabe donde viven todos "por si tengo ganas de comer un queque recién hecho para la once", se excusa) y se rieron de la broma y fue el tema de la tarde noche. Lo que había preparado para la tarde-tarde noche no era muy especial: longanizas y hamburguesas a la parrilla y entrega de premios buena onda: El más mal contado, el más largo, el más típico, el más cochino, el más ofensivo y el premio al nuevo talento joven. Todos aplaudieron y qué se yo, para luego pasar a lo que nos convocaba: Habían unos chistes que eran tan largos que ya no terminaban chistosos, sino que era lo que pasaba entremedio de la historia lo que hacía reir más a sus oyentes. Y esto estaba rompiendo los cánones establecidos en los tratados de 1927, que decían que para que un chiste sea chiste, la parte más graciosa debía ser la del final, como el ejemplo que sale en la escritura: "(...)entonces abrió la puerta y se la cayó el pico, jaja". Y si estas anécdotas se unen y forman un nuevo conglomerado, el sindicato perderá aproximadamente un tercio de sus adherentes.
Fue un momento serio, a eso de las 22:30 en donde los chistes pensaban en como arreglar la situación.
"¿Quién quiere más vino?". Ya son la una y media y no se habla más del tema importante y grave. Los chistes se cuentan a ellos mismos, o cuentan a sus amigos y los demás se rien y dicen: "Dile que venga pa' la otra". Así cada uno mostraba sus bondades, algunos con harto aparato reproductor y otros con harta suegra y funerarias.
Sentado en una silla de plástico blanca, bien cerca de la parrilla, miraba la situación el ganador del chiste más fome ("Había una vez un niño que se llamaba Pedro y después de bañarlo, sólo se llamó edro"). Media hora después esperaba que lo vinieran a buscar, porque su papá tenía auto y podía recogerlo. Pero pensó que su humillación no se pasaría lléndose a acostar. La craneó harto y se iluminó: Llamó a uno de sus mejores amigos a que viniera a la fiesta "que está pa que mas buena", decía el mensaje de texto. Le ofrecieron vino y no quería, los más burlones le ofrecieron cien pesos por el trofeo, pero el no los aceptó. Cuando lo obligaban a ir a comprar más alcohol, apareció su padre que se lo llevó. Y en el auto le reprochó: "Te dije que no te juntaras con estos sánganos, cada vez más buenos para hablar de potos y de chuchetumadres".
"Hola, ¿Han visto al Habia Una Vez Un Niño Que Se Llamaba Pedro y Después de Bañarlo, Sólo Se Llamó Edro?" Así se presentó el amigo invitado, al que rápidamente le preguntaron el nombre: "Ayer Pasé Por Tu Casa y Me tiraste Un Lápiz. No Lo Bic".
Así el chiste durmió tranquilo sabiendo que no ganaría ese premio el próximo año.
jueves, 11 de febrero de 2010
Mucho ojo
La Bibley hache de::::::::::::::::::::::::::::::::
Por la noche bostezo y me salen lágrimas. Por la mañana me levanto y tengo los ojos pegotiados con lagañas. Entre medio de estos dos acontecimientos hay sueños, pelos despeinados, sensaciones de caida y sustos sudados. ¿Como ser una lágrima y sobrevivir a tantos baches nocturnos? Acá una simple instrucción para ustedes:
Primero, antes de salir a la superficie (desprenderse del ojo) asegúrense que el individuo esté pronto a acostarse, ya que así te dejará vivir. En cambio, si está bailando con la chica que le gusta, disimulará el bostezo propio del cansancio semanal y a penas aparezca usted como lágrima, se la limpiará lo antes posible. Él tiene que evitar sentimientos y/o cansancio, así que compréndalo y no lo moleste en esos momentos de posible aventura atípica.
Segundo: Esperó impacientemente que el individuo en cuestión se pusiera pijama o bien se tirara de frente a la cama. Pero muchas veces los humanos se ponen pijamas o se tiran a la cama y no duermen inmediatamente ¿Cómo saber si dormirán o no? Si están acompañados de otra gente, en la misma cama o pieza, es difícil que duerman rápido. Seguramente se quedará conversando, besando o achurruscando a la otra persona, lo que lleva que demore de treinta minutos a una hora ponerse a dormir. Por otra parte, si se lavó los dientes y tambalea antes de aterrizar en la cama, es signo seguro de que hay que salir más allá de la pupila y enfrentar los poros y terrenos insuaves propios de la piel humana, ya que el individuo dormirá en cosa de minutos.
Dato: Si esperan a que el tipo se duerma, pronto no podrán traspasar párpados ni pestañas y dañaran las corneas.
Tercero: Una vez fuera de lo que es el todo-ojo, es decir, ya estás pronto a llegar a cachetes y pómulos, empuja en sentido contrario a lo que te llevan las otras lágrimas. Te tienes que quedar cerca de la ojera (bolsa), para que se acumulen varios líquidos propensos a generar la esperada lagaña. Así, unas vez despierto, no pasarán desapercibidas sus tristezas, sus fideos faltos de cocción y el desacompañante de cuarto.
martes, 12 de enero de 2010
haga cacuca, haga cacuca
Para empezar el 2010 mas bien que mal, un cuento. Un cuento, un cuento, un cuento. Así es:::::::::::::::::::::::::::::
Era el cumpleaños número once del dani, que invitó a todo su curso escolar a jugar pichangas en la plaza. Fueron todos los chiquilines excepto uno, excepto el tipo que lo trata mal: "que feo el nudo de tu corbata" "que lustrados tus zapatos, ¿te obligó tu mamá?" "Cachen, el dani tiene un cuaderno de minnie, es niñita". Aburrido de todo eso, a la hora de invitar a los invitados, en su cara no le pasó la tarjeta de cumpleaños. Había un Snoopy con un globo, que decía: "Hola _________________, te invito a mi fiesta de cumpleaños. La dirección es __________________ y mi número de teléfono es _______________.
Pero no había Snoopy para Víctor, el niño que trata mal a los otros niños.
"...que los cumplas feliiiiz, ¡tres deseos Danielcito!" Ahí el dani se acordó que no tenía en mente los deseos, así que los tres se fueron inventando fugazmente por su mente, ante la presión de soplar las velas, y el dedo tembloroso de los tíos camarógrafos: "Ir de vacaciones al sur, que cartoon network de buenos monos animados y ..." Había que pedir algo malo en contra de Víctor, ya que no es suficiente castigo no invitarlo a la fiesta de cumpleaños. De pronto aparece en su cerebro la voz de la profesora de ciencias naturales, explicando que por el intestino grueso se van las 'heces fecales'.
"(...) que cartoon network de buenos monos animados y, y, y que el Víctor no tenga intestino grueso" Y sopló, el tío se despistó en la foto y los niños se fueron rápido a seguir sudando en la plaza.
Ese mismo día en la noche, Víctor se preparaba para dormir. Se puso el pijama, se lavó los dientes (obviamente no quería hacerlo, "es la edad") y, antes de meterse a la cama, se sentó en el inodoro para hacer caca. Después de diez minutos, algo andaba mal. Hacía fuerzas, pero no aparecía nada por el recto. "voy a esperar nomás" pensó. Miraba para todos lados, leía una condorito, jugaba tetris, se le dormían los pies, rayaba con lápiz cera el condorito. "¿Qué pasa pooo?, llevo como tres horas aquí sentado y no sale nada" Se lamentaba Víctor: "¡Mamá!"
La madre llega corriendo rapidito, pensando lo peor (que se había hecho caca en los calsoncillos): "¿Qué pasa mi chanchito?" "No me sale la caca" respondió Victor. "Pucha, quizás no tienes ganas nomás pues" Dijo la mamá para tranquilizar al muchacho. "Pero es que tú ne entendí, siento que tengo el mojón dando vueltas por la guata" Replicó el chiquillo. "¿Cómo que mojón? más respeto, soy tu madre". Después de la discusión, Víctor se fue a dormir, con enojo y ganas de defecar.
Ya era lunes y había que ir al colegio. Todos comentaban lo bien que la habían pasado en el cumpleaños del dani, excepto Víctor, que con enojo molestaba a sus compañeros, pero tenía a uno en especial quería hacerle pasar mal ratos: a Daniel, que no lo invitó a su cumpleaños. "¿Por qué no me invitaste, si somos amigos?" "No, no somos amigos" respondió el cumplañero, que temblando enfrentaba sus miedos. Víctor agarró de los brazos a Daniel y casi llorando le dijo: "Por tu culpa lo pasé súper mal el fin de semana, estaban todos en tu cumpleaños, no había nadie conectado en messenger, maldito" "¡Es que tú siempre me molestai, por eso no te invité" Víctor furioso quizo tirar a Daniel desde el segundo piso pra abajo, pero el dani se sustuvo bien agarrado del chaleco de Víctor, así que los dos cayeron por la ventana. Al caer, unas ramas de árboles otoñales rasguñaron a Daniel, pero a Víctor lo cortaron la guata, sin mucha profundidad, pero para que un niño alcance a espantárse. Además que la herida chorreó sangre, pero no sólo sangre, también salió un pedazo de caca para afuera, la misma caca que daba vueltas desde el sábado. En el patio central del colegio habían dos chiquillos adoloridos y un surullo bien constituido.
Era el cumpleaños número once del dani, que invitó a todo su curso escolar a jugar pichangas en la plaza. Fueron todos los chiquilines excepto uno, excepto el tipo que lo trata mal: "que feo el nudo de tu corbata" "que lustrados tus zapatos, ¿te obligó tu mamá?" "Cachen, el dani tiene un cuaderno de minnie, es niñita". Aburrido de todo eso, a la hora de invitar a los invitados, en su cara no le pasó la tarjeta de cumpleaños. Había un Snoopy con un globo, que decía: "Hola _________________, te invito a mi fiesta de cumpleaños. La dirección es __________________ y mi número de teléfono es _______________.
Pero no había Snoopy para Víctor, el niño que trata mal a los otros niños.
"...que los cumplas feliiiiz, ¡tres deseos Danielcito!" Ahí el dani se acordó que no tenía en mente los deseos, así que los tres se fueron inventando fugazmente por su mente, ante la presión de soplar las velas, y el dedo tembloroso de los tíos camarógrafos: "Ir de vacaciones al sur, que cartoon network de buenos monos animados y ..." Había que pedir algo malo en contra de Víctor, ya que no es suficiente castigo no invitarlo a la fiesta de cumpleaños. De pronto aparece en su cerebro la voz de la profesora de ciencias naturales, explicando que por el intestino grueso se van las 'heces fecales'.
"(...) que cartoon network de buenos monos animados y, y, y que el Víctor no tenga intestino grueso" Y sopló, el tío se despistó en la foto y los niños se fueron rápido a seguir sudando en la plaza.
Ese mismo día en la noche, Víctor se preparaba para dormir. Se puso el pijama, se lavó los dientes (obviamente no quería hacerlo, "es la edad") y, antes de meterse a la cama, se sentó en el inodoro para hacer caca. Después de diez minutos, algo andaba mal. Hacía fuerzas, pero no aparecía nada por el recto. "voy a esperar nomás" pensó. Miraba para todos lados, leía una condorito, jugaba tetris, se le dormían los pies, rayaba con lápiz cera el condorito. "¿Qué pasa pooo?, llevo como tres horas aquí sentado y no sale nada" Se lamentaba Víctor: "¡Mamá!"
La madre llega corriendo rapidito, pensando lo peor (que se había hecho caca en los calsoncillos): "¿Qué pasa mi chanchito?" "No me sale la caca" respondió Victor. "Pucha, quizás no tienes ganas nomás pues" Dijo la mamá para tranquilizar al muchacho. "Pero es que tú ne entendí, siento que tengo el mojón dando vueltas por la guata" Replicó el chiquillo. "¿Cómo que mojón? más respeto, soy tu madre". Después de la discusión, Víctor se fue a dormir, con enojo y ganas de defecar.
Ya era lunes y había que ir al colegio. Todos comentaban lo bien que la habían pasado en el cumpleaños del dani, excepto Víctor, que con enojo molestaba a sus compañeros, pero tenía a uno en especial quería hacerle pasar mal ratos: a Daniel, que no lo invitó a su cumpleaños. "¿Por qué no me invitaste, si somos amigos?" "No, no somos amigos" respondió el cumplañero, que temblando enfrentaba sus miedos. Víctor agarró de los brazos a Daniel y casi llorando le dijo: "Por tu culpa lo pasé súper mal el fin de semana, estaban todos en tu cumpleaños, no había nadie conectado en messenger, maldito" "¡Es que tú siempre me molestai, por eso no te invité" Víctor furioso quizo tirar a Daniel desde el segundo piso pra abajo, pero el dani se sustuvo bien agarrado del chaleco de Víctor, así que los dos cayeron por la ventana. Al caer, unas ramas de árboles otoñales rasguñaron a Daniel, pero a Víctor lo cortaron la guata, sin mucha profundidad, pero para que un niño alcance a espantárse. Además que la herida chorreó sangre, pero no sólo sangre, también salió un pedazo de caca para afuera, la misma caca que daba vueltas desde el sábado. En el patio central del colegio habían dos chiquillos adoloridos y un surullo bien constituido.
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