viernes, 6 de agosto de 2010

amor citadino

George es el dueño del blog en el mes de Agosto. Y así lo expresa, con un rosado bien desagradable de fondo, para espantar visitas y nadie lea sus historias. Cree que sus fans son incondicionales, y leeran sus anécdotas aunque se le rompan las córneas. Ahora empieza, ahora se arrima el mes de George::::::::::::::::::::::

A las una de la tarde George vuelve a bostezar. Es que es imposible ladrar y corretiar gatos luego de una noche en que durmió poco. "Como a las cinco dormí un poco, pero seis y media ya escuchaba los motores de micro intentando partir. ¿Por qué se levantan tan temprano estos humanos?, ¡si todavía es de noche!". Pero el ajetreo urbano le pide a George estar atento en esa hora, ya que puede salir una vieja a pasear su puddle o alguna pizzería puede tirar sus restos cerca suyo.
La vida de la ciudad acoge a los perros de manera agradable, ya que le dan comida y vacunas (si es que algún gobernador lo promueve) pero también está el lado desagradable, el ruido permanente y pocas horas de sueño "En la noche me tengo que ir a lados desconocidos pero silenciosos, sólo ahí me puedo concentrar y dormir. Choques y gritos a las tres de la mañana son realmente desagradables."
Algo que destaca George de la urbe es la multiplicidad de papeles que puede jugar, y que si alguno resluta mal, se cambia de barrio y se és alguien totalmente distinto "Durante mi juventud me fui a vivir un tiempo en el barrio alto. Ahí conocí a una chiquilla, de esas típicas blancas, medias callejeras, pero de familia. Estaba todo bien hasta que una vez la dejé con crías. Y apareció un hombre persiguiéndome, de esos con chaqueta y pelo blanco, con un palo y un maletín. Me tuve que ir, tuve que vivir en otro barrio, pero ningún drama. En cambio si era pueblo chico estaba cagado. El viejo me podía perseguir por todos lados hasta encontrarme, porque ese loco estaba mal de la psiquis. Ahora me cambié el nombre, me llamo George y está todo bien. Allá me decían Jimmy. Cacha, Jimmy. Nunca me gustó ese nombre, no es tan rosado. Es más morado creo yo."
Los perros como Geroge saben que tienen poca vida en la tierra, que a los 15 años ya les va quedando poco. Es por eso que aprovechan la vida, y en la ciudad esa vivencia puede ser más de todos los días, siempre está pasando algo y es por eso que se queda acá: "Una vez hablando con un caballo de carabineros, me dijo que si tenía la posibilidad de irme de la ciudad, me fuera. Que allá donde no hay cemento la vida es más plena, el aire es más limpio, las flores son naturales y los árboles más fortachones. Yo me quedé pensando lo que me dijo. Concluí que no había para qué. Acá están las cosas de verdad, los problemas humanos que yo puedo intentar responder, acá están las correas que quiero combatir y acá está el polvo que me hace mal a los pulmones pero que me hace feliz. Le dije esto al caballo, y él me respondió: 'Pero qué te pasa, si el campo es como el paraíso. Agua cristalina, cielos despejados y espacio para cabalgar libremente', y yo le respondí que para qué quería ir al paraiso acá en la tierra, si supuestamente me iré el paraíso cuando muera. Sólo voy a vivir aproximadamente quince años acá, luego será para siempre. Pero entiendo al caballo. Yo por lo menos tengo pene."

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