viernes, 16 de abril de 2010

Señor, me da una duda

Para lka gente que recién hace como que lee este blog y no sabe sus reglas, una pequeña introducción:
El blog se divide en ocho grupos, que se caracterizan por la estructura de los escritos. Estos son:
George el perro rosado; Culer; Cuento; Mini cuento; recordatorio mental; Personificación; La Bilbey según...; Historia especial.
Bien, esperando que esta información sea de su ayuda para que no se sientan espantados con mi blog, continúo la existencia del mismo con una historia bien especial. No tanto en realidad::::::::::::::::::::

En clases hay un chiquillo que siempre pregunta. Está tan atento, que cualquier hueco en la explicación del profe, él lo tapa haciendo una pregunta o comentario al respecto.
Se despierta en las mañanas pensando para si: "Dime un número del uno al diez. Mmm, seis. Bien, hoy haré seis preguntas durante el día" y se acuesta en las noches reflexionando: "Hoy hice siete preguntas, una más de las que debía. Me gané un premio" y pegaba en la pared de su pieza un autoadhesivo cromado de Harry potter. Nunca se cuestionó que pasaría si algún día no pasa la meta, el tenía considerado que sus proyecciones eran como la teletón, que siempre tendría un final feliz en el estadio nacional.
Un día se levantó y se supo al tiro que sería un día de esos: el diario llegó mojado, la mantequilla se mezcló en exceso con la mermelada y la micro se quedó en pana en la mitad exacta del trayecto hacia la universidad. Afortunadamente él siempre tiene un margen de treinta minutos para llegar a la clase, entonces no se atrasó. El profesor entró a la sala, dijo algún comentario divertido antes de comenzar la materia, y luego se lanzó: Una idea de cuarenta minutos la explayó en hora y media y no dejó espacio para dudas. El chiquillo pensó, sudó, movió sus dos piernas al mantenerse sentado y se rindió fácilmente: el educador y su manera de pasar la materia fueron superiores al molestoso estudiante hinchapelotas. "¿Y ahora qué?" pensó el joven.
Tenía algo en su interior que tenía que explotar, que tenía que salir y descubrir el mundo más allá de una aula, más allá de un libro. Estalló en preguntas; cuatro, tres, dos, uno... :
-¿Cómo te llamas?
-¿Cómo te llamai?
-¿Sales todos los fines de samana?
-¿Qué me pongo hoy?
-¿Qué estudiai?
-¿Te tengo que besar o tomar de la mano?
-¿Zapatillas anchas o converse?
-¿Súper cool o Scary movie?
-¿Hace cuanto pasó de moda no amarrarse los cordones?
-¿Cómo se hace el puré instantáneo?
-¿Tengo que valorizar las lentejas y el charquicán?
-¿Los cables amarillo, rojo y blanco se ponen en la tele?
-¿Tocar un instrumento raro es bacán?
-¿Hay que lavarse los dientes una, dos o tres veces?
-¿Existe alguna crema pa las espinillas?
-¿Creí que me queda bien este nuevo pelo?
-¿Vamos a pasear en micro hasta llegar a mi casa?

Terminando el día debería pegar todos los stikers que encuetre en su casa y dejar bien pegotiada la puerta de su pieza.

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