miércoles, 21 de julio de 2010

indefenso como vaquero sin caballo

Juana de Arco no tendría frío en estas circunstancias. Y también me criticaría por mi poca actividad bolguera. Yo le diría que se fuera a lavar el pelo, porque seguramente lo tendría todo pegotiado, y al relacionarse cercanamente con ella se ve asqueroso.
Ella tira flechas, yo tiro cuentos. Y acá les va lo mío, kabuuum:::::::::::::::::::::::

Fin de semana largo y la mamá con su niño, luego de recogerlo de la escuela, van de compras para divertirse juntos los tres días festivos. Seguramente algún ángel o santo hizo algo no tan bonito como lo pintó Miguel Ángel, pero sí algo universalmente reconocido que se debe celebrar como feriado, pero que se chutea a un lunes para que a los que no le importa la celebración se vayan a la playa y aumenten la producción turística, que está "de capa caída" por la temporada de "vacas flacas" que se "atormentó" el trimestre anterior. "Nos estamos comiendo la clara pero no la yema" dijo un "economista" que le encantan las "frases-sinónimos" que van entrecomillas. Al salir del supermercado el chiquillo celebró la adquisición de un libro para colorear y una caja con doce crayones a todo color. Perfecto panorama para despertarse a las nueve de la mañana del sábado, y antes de tomar desayuno, pintar papeles hasta que las huellas digitales se deformen. "¡Yupi!" pensó el niño. Y así fue. Sin despertador, un cuarto para las nueve el muchacho ya estaba de pie y listo para colorear. La primer figura que presentaba el libro era un vaquero, sin caballo, pero con sombrero y una soga. Rápidamente abrió la caja de crayones, sacó el lápiz azul y pintó la chaqueta de ése color. El vaquero pensó que el azul era poco usual en los vaqueros, pero quizás los vaqueros del siglo veintiuno tendrían una forma distinta de vestirse que la de los clásicos de las películas. Así que aceptó la nueva vestimenta. Luego el niño pintó la camisa con el crayón verde claro. Con disgusto el vaquero aceptó el colorante, pero ya no disfrutaba el modelaje matutino que realizaba. "mmm, los pantalones van a ser morados" pensó el nene, y dispuso el lápiz para pintar. El vaquero se enteró del estilo que estaba llevando a cabo su costurero, y no lo aguantó más, se escapó de ahí. Se fue corriendo de la página, se encontró con marcianos y sirenas de las otras hojas. Mientras el pequeño recorría el libro buscando al escurridizo cowboy. Se pasó la selva, nadó en el océano índico, cabalgó osos polares y pelió en contra de los romanos. Hasta que llegó a la última página, ya no tenía escapatoria y se enfrentó al intimidante lápiz color morado. Con los ojos cerrados el tradicional vaquero se sometió a la cultura actual. Y la mariposa, que estaba en esa página antes que se apareciera el vaquero, se sonrió al saber que en su mundo-libro-para-colorear las desciciones las toma un niño que aún no sabe combinar colores.

1 comentario:

Antonieta dijo...

Que aún no sabe de lo que "es y no es" o lo que se debe y no debe, por eso los niños son geniales, porque su mundo es inmenso no se topan con fronteras ni murallas chinas. Y parece que tu tampoco =)