viernes, 1 de febrero de 2008

Todas las manos, perro

Le pido perdón a la persona que me comentó por no seguir subiendo entradas durante este tiempo. Es que lamentablemente tengo poca motivación existencial, pero a la medida de que se venga acercando marzo, la voy a ir perdiendo. Con respecto de esta nueva entrada veraniega, les adelanto que se trata de George::::::::::::::::::::::::::

Mal. George hace más de tres días que no come. Está flaco y algo pálido. Sin ánimo, va caminando por la calle y la gente lo mira con lástima y temor. No se siente bien y se marea. Algunas personas buenas le dan agüita y le tiran besos y otra no tan buena, le tira patadas.
El cemento de la ciudad le quemaba sus pies pero su lengua jadeante le permite sobrevivir en este momento complicado. Llegó a la avenida principal y unos señores malhumorados lo agarraron bruscamente. Sin ningún ánimo de hacerles pelea, George se dejó que le hicieran lo que quieran. Lo tiraron a un camión oscuro y lo encerraron. Pasó más de hora y media hasta que volvió a ver la luz. Una poca luz, que se apagó unos segundos después. La iluminosidad duró mucho, era un discurso aburrido que no identificaba a nadie, que debía terminar, pero por alguna extraña razón el autor lo seguía alargando. Luego lo juntaron con muchos perros y le tiraron comida mala. Caca. Antes de que cerraran su cárcel, logró escapar y comer. Ya recuperado, nos contó que le mordió la mano a uno de los de la perrera y se la tuvieron que amputar y también nos dijo que ya no tenía hambre. Y nosotros sin oficio.

2 comentarios:

Antonieta dijo...

bien por George, un aplauso

otros Saludos
Suerte

Antonieta dijo...

Del capitulo anterior...
Me encanto la parte de "Juana tiene los negativos", siempre hay alguien que logra recordarte ciertas cosas... y me sentí dentro de la historia, de hecho ERA EN MI CASA jajajaja

Saludos
Ojala el sur traiga nuevas historias ;)