viernes, 12 de septiembre de 2008

Maldita inamobilidad


Hoy subo un cuento porque quiero:::::::::::::

Un bosque sabía lo que iba a pasar en su vida: Le va a hablar a la bosque que está cerca suyo y van a establecer una relación.
Este bosque tiene grandes virtudes que lo hacían pensar que en un futuro no muy lejano, estaría junto a la bosque: Él era tupido, pocos pinos, árboles octogenarios y tenía la fama necesaria, la justa, que no molosteaba la relación.
 Pero hay una cosa que molesta la relación. Cuándo él le va a hablar, se acobarda, se sonroja y mira al cielo. Cada día que pasaba sentía que era "el día". Y luego, antes de acostarse, pensaba en que había fallado.
Ya se fue el invierno y la primavera llega con nuevas flores y nuevos incendios. Uno que molesta a la bella dama, que pide auxilios, ya que no tiene experiencia con los siniestros. Sin duda era una catástrofe, pero también es una gran oportunidad para el bosque: Salva a la damisela y viven felices para siempre. Pero una duda: ¿Cómo un bosque bosque puede apagar incendios?  No se le ocuure nada, justo cuando llega una nube bien cargada y deposita su líquido sobre la joven. Incendio apagado. Intercambian celulares e e-mails, y ambos quedan con un nuevo respiro augurando que algo viene.
El bosque quedó superficialmente feliz, porque la bosque se salvó, pero interiormente estaba muy molesto consigo mismo.
Después de la primavera viene el verano y la nube ya no viene tan seguido. Momento ideal para relacionarse más con la chiquilla. Lamentablemente sólo juegan cartas y se cuentan chistes fomes. Conversaciones mal estructuradas y una que otra noticia: "El otro día un puma se quedó dos días encerrado en mi." "Ah, igual bien."
Aburrido de este pequeño vuelco que tomó la relación, el muchacho fue ideando un plan para mejorar el aburrido y eterno carioca.  Ahora juegan un juego distinto, como el nervioso, en el que van contando las cartas desde el as hasta el rey y al mismo tiempo ponen cartas en un montón. Si la carta que dicen coincide con la que ponen, tienen que poner la mano en el montón. El que pone la mano último pierde.
Entonces, muy inteligentemente, el bosque se dejaba perder y además se reían harto. Mejoraba la cosa. Ahora sólo faltaba un paso. El más importante.
Varios días se levantaba decidido, pero por una u otra razón, no le resultaba. El Jueves 26 de Febrero parecía perfecto para acercarse más a la bosque, pero se encontró que entre él y ella ahora hay una cartretera. Demasiado tarde.
No puede hacer más que ver como la nube trae agua, riega a la bosque y luego salen y/o crecen más árboles. Cadena perpetua.

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