Hace tiempo que no los veo. O que no te veo. o más bien de que no subía una entrada y eso me apena mucho, aunque ahora estoy feliz porque no estoy en el colegio y si en mi casa.
Muchas gracias a Tomás que escribió una continuacion y gracias al ministerio que suspendió clases. Ahora la segunda parte de este cuento::::::::::::::::::
"...Mientras ocurría esta desgracia, Wilson pensó que esta civilización era igual a todas: Muchos niños en la calle sin nada mejor que hacer que mirar a un extraño como él y señoras que se quedan conversando en las peluquerias.
Wilson se sentó en la vereda y descansó de su extraño viaje. Los niños se le acercaron y sin ninguna explicación contundente, comenzaron a recojer piedras y lanzarlas a su cara. Justo antes de que le llegara una en el ojo, llegó una señora a tirar orejas. Por suerte la de Wilson salió intacta, pero la de los pequeños salieron rojas, como queriendo escapar de esa lastimada cabecita.
Wilson conoció al marido, un hombre trabajador, pero sin ánimo de servir para algo más.
Le contaba anécdotas de una supuesta vida loca, pero cosas que ya pasaron hace más de veinte años. La vida del caballero parecía sentenciada y a Wilson le dio pena. Entonces se lo llevó a unas carreras de caballos, para que perdiera el poco dinero que le sobraba. Y así fue, lo perdió.
La señora, indignada con Wilson por este derroche, lo echó de la casa y así los niños lo pudieron maltratar un poco más. Y sin darse cuenta, ya era de noche, y Wilson estaba solo, sin ropa y muy mojado. Pronto se le acabó el aire y se fue a morir."
viernes, 23 de mayo de 2008
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