sábado, 4 de abril de 2009

El tragamonedas

Ya se lo que quiero: una foto de carné nueva, porque no me gusta mi pelo largo de futbolista-sub14-personaltrainer. Así que la cambiaré luego. Les dejo un mini cuento, quizás no tan mini, pero ya:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Día a día lo miraba mezclando pena y rechazo. No era a próposito, sólo era inconsciente. Él me devolvía la mirada, pero no era para mirarme, sino para que yo sintiera lo que el vivía. Hizo sonar su vaso, para que me diera cuenta que me pedía dinero, pero lo eludí con la vista.
Una tarde le dejé cincuenta pesos, para no sentirme mal, pero me sentí peor. Todos los días venideros le tuve que dejar otra moneda de cincuenta, antes de que me atacara por la espalda o por la conciencia. De otra cosa me di cuenta: Nunca vi otra moneda de cincuenta en su vasito, ¿acaso se extinguieron?
La pregunta me rebotó todo el día en el cerebro, entonces un día lo seguí, para matar la curiosidad. Detrás de todos los edificios, donde siempre estaba oscuro, tomaba la moneda y se la echaba a la boca. Se atragantaba y la botaba. La volvía a ingerir y se calmaba. Después de un grito desgarrador se sentía satisfecho. Le daba de comer.

1 comentario:

Antonieta dijo...

jijiji me encanta eso de como tratas, "cosas" como personas o mejor dicho como si tuvieran sentimientos :) es muy lindo

Suerte