Se viene agosto, mes de George. Me gustaría comunicarles algo más, pero no se me ocurre nada. Ahora un cuento:::::::::::::::::::::::::::::::::::
El bebé Antonio no hacia más que llorar. Entonces, lloraba y lloraba, en medio de su cuna y de sus juguetes que intentaban ponerlo cómodo. Pero no resultaba, ya que los problemas de Antonio iban más allá de cualquier regalo que pudieran hacerle. Calentamiento global, "¿Cómo será el mundo en veinte años más, cuando yo tenga 20? ¿Podré relacionarme perfectamnente con otras personas y conocer lugares hoy existentes? Quizás ya no estén y me los voy a perder. Que lástima estar en esta cuna, donde no puedo hacer nada por remediarlo". Obviamente es extraño que una guagua piense esas cosas, pero lamentablemente Antonio ya se había informado de lo terrible que podía ser su futuro y se las sufría desde ya.
Cuando lo visitaban los tíos, los abuelos y las amigas de su mamá, lo encontraban tierno y adorable, pero él se molestaba. Y pensaba: "Seguro deben tener muchos problemas y vienen a mi a sonreir un rato, a pasar las penas conmigo. Nunca me he mirado en un espejo, quizás soy demasiado hermoso y por eso me vienen a ver, para relajarse y saber que hay belleza en el mundo. La señora de pelos amarillos y negros es la que más viene. Debe tener algún problema, quizás nunca a tenido un hijo o los suyos salieron feos. Entonces viene a verme día por medio. La última vez me hice el dormido, para que no se acercara. Huele mal."
Su padre llegó un día a hacerle más cariño que nunca y Antonio se preguntó: "¿qué le pasa a este?" Luego de escuchar la conversación que tuvieron sus padres, se percató que había perdido se empleo. El enojo que tenía por el mal olor de las personas y el calentamiento global se transformo en pena y en una pregunta "¿Qué se hace en estos casos?".
Intentó hacer la pregunta una y otra vez, pero la voz no le salía. Ahí se dió cuenta que estaba equivocado "¿Cómo estoy pensando si no puedo hablar? ¿Cómo puedo establecer palabras en mi cerebro, si no las puedo pronunciar? ¿Como sé que esas palabras están correctas?" Antes de enfurecerse con su cerebro súperdotado, su padre fue a la pieza y le hizo muecas y lo balanceó. Inevitables eran las ganas de hacerse expresar y las palabras no salían de su boca. Antes de ponerse a llorar, su lengua pudo hacer un movimiento nunca antes logrado y apareció lo que esperó por semanas. Antonio dijo: "Papá".
"¡Tú primera palabra Antonio!"
viernes, 31 de julio de 2009
viernes, 24 de julio de 2009
Mala compañía (partedospartedos)
Antes de mostrarles la continuación del cuento, quería informarles que en el invierno hace frío, PERO ES NORMAL, así que si sienten frío abrígense, y si siguen sintiendo frío, lean la Bibley. No se les pasará el frío, pero le darán ganas de irse a acostar. Aquí va la segunda parte y final::::::::::::::::
Después de comer, Silver se preparó un café e intentó sacarle más información al hombre que estaba junto a él, preguntándole sobre su existencia o si a los demás viejos también les pasaba lo mismo. Cien años respondió que ya no daría más información y se fue a dormir. Pasaron varios días y la situación no cambiaba, Silver y Cien años dormían juntos -porque no hay más camas en la casa del caballero- y cuando llegaban visitas Cien años se escondía y obviamente lo trataron de loco al pobre señor, por no haber rastros del misterioso hombre. Quizo ir al médico, pero Cien Años se negó a acompñarlo, "no" le dijo y después le preguntó: "¿Piensas que no existo?" "Y si no existo ¿Qué soy?". Aproblemado, Silver le dijo: "Mi intención no es ofenderte, pero creo que tu existencia es muy dudosa. ¿Desde cuándo que aparecen cosas, con forma de persona, que te dicen cuando vas a vivir? ¿Acaso aparecerá otra diciendo que mi pelo se terminará de caer en tres años más y otra advirtiendo que el techo el próximo invierno va a ceder?"
Cien años no demoró en contrestar: "Esto es más importante, y tú lo sabes. Se trata de ti, y de un acontecimiento importante para la humanidad: otro de los suyos va a superar el centenario, la medicina avanza efectivamente, y tú estarás vivo para contarlo. Además, ¿No confías en tu visión? ¿No crees lo que ves?". El viejo no tan viejo respondió: "No, no lo creo. Le creo más a una persona que estudió por más de siete años, que a mis desgastados ojos". La conversa se terminó ahí, el visitante fue a tomar agua y Silver llamó al médico. Él vendría a atenderlo personalmente a su casa, en la cual Cien años no tendría como eludir al especialista.
El doctor Sandoval entró a la casa, saludó a Silver y Cien años se escondió en el baño. El hombre le explicó al psiquiatra lo sucedido, que fue de un día para otro y que no tiene para cuando terminar.
Intentando mostrar evidencia, Silver buscó por toda la casa a Cien años, que con una tirada de cadena, dió a entender a los señores que él estaba en el baño. "¡Sale desgraciado, cobarde!" gritó el anciano no tan anciano, pero fue inútil. El médico tenía otras cosas que hacer y lo citó para una semana después en su consulta.
Cuando Cien años salió del baño, Silver lo esperaba con un cuchillo. "La única forma da saber si eres real, será matandote. Si mueres, eras de verdad y son dos buenas noticias para mi: No estoy loco y además no viviré molestosamnete cien años." Antes de que alguien pudiera opinar distinto al caballero, este enterró el filo del arma en el estómago de Cien años y murió instantaneamente, votando pocas gotas de sangre.
Sin que Silver pudiera pensar que no estaba loco y que había matado a un ser vivo, se desplomó sin volver a respirar. Mató su futuro.
Después de comer, Silver se preparó un café e intentó sacarle más información al hombre que estaba junto a él, preguntándole sobre su existencia o si a los demás viejos también les pasaba lo mismo. Cien años respondió que ya no daría más información y se fue a dormir. Pasaron varios días y la situación no cambiaba, Silver y Cien años dormían juntos -porque no hay más camas en la casa del caballero- y cuando llegaban visitas Cien años se escondía y obviamente lo trataron de loco al pobre señor, por no haber rastros del misterioso hombre. Quizo ir al médico, pero Cien Años se negó a acompñarlo, "no" le dijo y después le preguntó: "¿Piensas que no existo?" "Y si no existo ¿Qué soy?". Aproblemado, Silver le dijo: "Mi intención no es ofenderte, pero creo que tu existencia es muy dudosa. ¿Desde cuándo que aparecen cosas, con forma de persona, que te dicen cuando vas a vivir? ¿Acaso aparecerá otra diciendo que mi pelo se terminará de caer en tres años más y otra advirtiendo que el techo el próximo invierno va a ceder?"
Cien años no demoró en contrestar: "Esto es más importante, y tú lo sabes. Se trata de ti, y de un acontecimiento importante para la humanidad: otro de los suyos va a superar el centenario, la medicina avanza efectivamente, y tú estarás vivo para contarlo. Además, ¿No confías en tu visión? ¿No crees lo que ves?". El viejo no tan viejo respondió: "No, no lo creo. Le creo más a una persona que estudió por más de siete años, que a mis desgastados ojos". La conversa se terminó ahí, el visitante fue a tomar agua y Silver llamó al médico. Él vendría a atenderlo personalmente a su casa, en la cual Cien años no tendría como eludir al especialista.
El doctor Sandoval entró a la casa, saludó a Silver y Cien años se escondió en el baño. El hombre le explicó al psiquiatra lo sucedido, que fue de un día para otro y que no tiene para cuando terminar.
Intentando mostrar evidencia, Silver buscó por toda la casa a Cien años, que con una tirada de cadena, dió a entender a los señores que él estaba en el baño. "¡Sale desgraciado, cobarde!" gritó el anciano no tan anciano, pero fue inútil. El médico tenía otras cosas que hacer y lo citó para una semana después en su consulta.
Cuando Cien años salió del baño, Silver lo esperaba con un cuchillo. "La única forma da saber si eres real, será matandote. Si mueres, eras de verdad y son dos buenas noticias para mi: No estoy loco y además no viviré molestosamnete cien años." Antes de que alguien pudiera opinar distinto al caballero, este enterró el filo del arma en el estómago de Cien años y murió instantaneamente, votando pocas gotas de sangre.
Sin que Silver pudiera pensar que no estaba loco y que había matado a un ser vivo, se desplomó sin volver a respirar. Mató su futuro.
lunes, 13 de julio de 2009
Mala compañía (parte uno)
Debería subir más entradas al blog, porque así hay más cuentos y cosas. Ya viene el mes de George, así que prepárense para saludarlo y admirarlo. Un día me encontré 150 pesos en el suelo y los cambié por unos masticables. Me sentí mal, porque parece que sabía de quien era ese dinero.
Otro día les cuento más anécdotas, ahora viene la primera parte de dos que tiene este cuento de la bibley::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Cada vez que puede, Silver, el viejo no tan viejo, sale de su casa y recorre los barrios buscando cosas nuevas. A estas alturas de su vida son pocas las cosas que le sorprenden, así que cada vez son menos las esperanzas de encontrar algo extraño, que sobresalga de lo cotidiano. Lo último que encontró fue a una perra pariendo cuatro crías a un costado de la vereda. La atendió, las llevó a su casa y con leche nido alimentaba a las cinco criaturas. Dos días después encontró los papeles en la calle que decían se busca, entonces devolvió la jauría y le dieron un gracias de vuelta.
Pensó que sería bueno quedarse con uno de esos perros, pero a la hora de uibicar a la señora, no tuvo como: Habían pasado más de dos semanas de lo ocurrido y no dejó teléfono ni dirección.
Durante el mes venidero fue poca la acción que presenció en las calles. Lo más bonito o llamativo, fue la invitación que le hicieron sus nietos para que vieran juntos el próximo partido de la selección. Fue un partido emotivo, con tiros en los palos, expulsados y agarrones de camisets en el área. "no apto para cardíacos" lo bautizaron, pero el viejo no tuvo problemas para mirar el encuentro y salir contento con el empate a uno que obtuvo la selección de visita.
El otro día por la mañana la gente comentaba el penal no cobrado y la expulsión del jugador rival, cuando Silver seguía caminando por las calles con menos hojas cafés y más maleza, propia de la época. Cuando quedaba la mitad del camino mañanero, un señor, más o menos diez años menor que Silver, le empezó a hablar. Le preguntó a qué edad él creía que moriría. Silver cntesto que no pensaba en esas cosas, lo dejaba en manos de Dios y que esperaba no pasar los noventa, porque daría pena. El señor le siguió preguntado por sus nietos, por el partido de anoche, por los estudios de sus hijos y si encontraba que la mujer del frente era antipática. Silver respondió que sí, y preguntó hacia donde iba la conversación, por qué lo seguía. "De ahora en adelante voy a estar contigo para siempre. Soy Cien Años." Silver no entendió a que se refería con Cien Años y por qué iba a estar junto a él para siempre. "Dime algo más, po" dijo Silver y el señor le contestó: "Soy tus cien años. Tu vivirás cien años, así está predeterminado por alguien más poderoso que nosotros dos y yo estaré aquí para comprobar que esto se cumpla."
El abuelo abrió la puerta de su casa, se sirvió un té y su dedico a leer el periódico mientras terminaba la mañana. Cien Años se puso a regar las plantas, tomó agua de la llave e intentó molestar lo menos posible al viejo, que no sabía si Cien Años era un sueño o si él estaba loco. Lamentablemente para Silver, Cien Años tenía todas las respuestas y se las comunicaba cada vez que era pertinente.
"No estás loco y tampoco estás durmiendo. Es posible que ninguna otra persona pueda verme a mi y si quieres ignorarme, no te preocupes, no me molestaré. Pero a veces no me aguanto las ganas de contestar tus dudas. 'Yo sé profesor, pregúnteme a mi', jaja, eso es lo que me sucede, por favor entiendame" A lo que el viejo no tan viejo respondió: "Lo único que pido es que no me tretes de usted. Me hace ver más anciano de lo que soy"
Llegó la hora de almuerzo y Silver estaba con la duda si prepararle comida a el tipo que alojaba en su casa, "no gracias. Si quieres te acompaño en la mesa, pero no te preocupoes tanto por mi. ¿De qué me alimento?, tomo agua todo el día. No soy vegetariano, sólo que no necesito más."
Otro día les cuento más anécdotas, ahora viene la primera parte de dos que tiene este cuento de la bibley::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Cada vez que puede, Silver, el viejo no tan viejo, sale de su casa y recorre los barrios buscando cosas nuevas. A estas alturas de su vida son pocas las cosas que le sorprenden, así que cada vez son menos las esperanzas de encontrar algo extraño, que sobresalga de lo cotidiano. Lo último que encontró fue a una perra pariendo cuatro crías a un costado de la vereda. La atendió, las llevó a su casa y con leche nido alimentaba a las cinco criaturas. Dos días después encontró los papeles en la calle que decían se busca, entonces devolvió la jauría y le dieron un gracias de vuelta.
Pensó que sería bueno quedarse con uno de esos perros, pero a la hora de uibicar a la señora, no tuvo como: Habían pasado más de dos semanas de lo ocurrido y no dejó teléfono ni dirección.
Durante el mes venidero fue poca la acción que presenció en las calles. Lo más bonito o llamativo, fue la invitación que le hicieron sus nietos para que vieran juntos el próximo partido de la selección. Fue un partido emotivo, con tiros en los palos, expulsados y agarrones de camisets en el área. "no apto para cardíacos" lo bautizaron, pero el viejo no tuvo problemas para mirar el encuentro y salir contento con el empate a uno que obtuvo la selección de visita.
El otro día por la mañana la gente comentaba el penal no cobrado y la expulsión del jugador rival, cuando Silver seguía caminando por las calles con menos hojas cafés y más maleza, propia de la época. Cuando quedaba la mitad del camino mañanero, un señor, más o menos diez años menor que Silver, le empezó a hablar. Le preguntó a qué edad él creía que moriría. Silver cntesto que no pensaba en esas cosas, lo dejaba en manos de Dios y que esperaba no pasar los noventa, porque daría pena. El señor le siguió preguntado por sus nietos, por el partido de anoche, por los estudios de sus hijos y si encontraba que la mujer del frente era antipática. Silver respondió que sí, y preguntó hacia donde iba la conversación, por qué lo seguía. "De ahora en adelante voy a estar contigo para siempre. Soy Cien Años." Silver no entendió a que se refería con Cien Años y por qué iba a estar junto a él para siempre. "Dime algo más, po" dijo Silver y el señor le contestó: "Soy tus cien años. Tu vivirás cien años, así está predeterminado por alguien más poderoso que nosotros dos y yo estaré aquí para comprobar que esto se cumpla."
El abuelo abrió la puerta de su casa, se sirvió un té y su dedico a leer el periódico mientras terminaba la mañana. Cien Años se puso a regar las plantas, tomó agua de la llave e intentó molestar lo menos posible al viejo, que no sabía si Cien Años era un sueño o si él estaba loco. Lamentablemente para Silver, Cien Años tenía todas las respuestas y se las comunicaba cada vez que era pertinente.
"No estás loco y tampoco estás durmiendo. Es posible que ninguna otra persona pueda verme a mi y si quieres ignorarme, no te preocupes, no me molestaré. Pero a veces no me aguanto las ganas de contestar tus dudas. 'Yo sé profesor, pregúnteme a mi', jaja, eso es lo que me sucede, por favor entiendame" A lo que el viejo no tan viejo respondió: "Lo único que pido es que no me tretes de usted. Me hace ver más anciano de lo que soy"
Llegó la hora de almuerzo y Silver estaba con la duda si prepararle comida a el tipo que alojaba en su casa, "no gracias. Si quieres te acompaño en la mesa, pero no te preocupoes tanto por mi. ¿De qué me alimento?, tomo agua todo el día. No soy vegetariano, sólo que no necesito más."
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