Para empezar el 2010 mas bien que mal, un cuento. Un cuento, un cuento, un cuento. Así es:::::::::::::::::::::::::::::
Era el cumpleaños número once del dani, que invitó a todo su curso escolar a jugar pichangas en la plaza. Fueron todos los chiquilines excepto uno, excepto el tipo que lo trata mal: "que feo el nudo de tu corbata" "que lustrados tus zapatos, ¿te obligó tu mamá?" "Cachen, el dani tiene un cuaderno de minnie, es niñita". Aburrido de todo eso, a la hora de invitar a los invitados, en su cara no le pasó la tarjeta de cumpleaños. Había un Snoopy con un globo, que decía: "Hola _________________, te invito a mi fiesta de cumpleaños. La dirección es __________________ y mi número de teléfono es _______________.
Pero no había Snoopy para Víctor, el niño que trata mal a los otros niños.
"...que los cumplas feliiiiz, ¡tres deseos Danielcito!" Ahí el dani se acordó que no tenía en mente los deseos, así que los tres se fueron inventando fugazmente por su mente, ante la presión de soplar las velas, y el dedo tembloroso de los tíos camarógrafos: "Ir de vacaciones al sur, que cartoon network de buenos monos animados y ..." Había que pedir algo malo en contra de Víctor, ya que no es suficiente castigo no invitarlo a la fiesta de cumpleaños. De pronto aparece en su cerebro la voz de la profesora de ciencias naturales, explicando que por el intestino grueso se van las 'heces fecales'.
"(...) que cartoon network de buenos monos animados y, y, y que el Víctor no tenga intestino grueso" Y sopló, el tío se despistó en la foto y los niños se fueron rápido a seguir sudando en la plaza.
Ese mismo día en la noche, Víctor se preparaba para dormir. Se puso el pijama, se lavó los dientes (obviamente no quería hacerlo, "es la edad") y, antes de meterse a la cama, se sentó en el inodoro para hacer caca. Después de diez minutos, algo andaba mal. Hacía fuerzas, pero no aparecía nada por el recto. "voy a esperar nomás" pensó. Miraba para todos lados, leía una condorito, jugaba tetris, se le dormían los pies, rayaba con lápiz cera el condorito. "¿Qué pasa pooo?, llevo como tres horas aquí sentado y no sale nada" Se lamentaba Víctor: "¡Mamá!"
La madre llega corriendo rapidito, pensando lo peor (que se había hecho caca en los calsoncillos): "¿Qué pasa mi chanchito?" "No me sale la caca" respondió Victor. "Pucha, quizás no tienes ganas nomás pues" Dijo la mamá para tranquilizar al muchacho. "Pero es que tú ne entendí, siento que tengo el mojón dando vueltas por la guata" Replicó el chiquillo. "¿Cómo que mojón? más respeto, soy tu madre". Después de la discusión, Víctor se fue a dormir, con enojo y ganas de defecar.
Ya era lunes y había que ir al colegio. Todos comentaban lo bien que la habían pasado en el cumpleaños del dani, excepto Víctor, que con enojo molestaba a sus compañeros, pero tenía a uno en especial quería hacerle pasar mal ratos: a Daniel, que no lo invitó a su cumpleaños. "¿Por qué no me invitaste, si somos amigos?" "No, no somos amigos" respondió el cumplañero, que temblando enfrentaba sus miedos. Víctor agarró de los brazos a Daniel y casi llorando le dijo: "Por tu culpa lo pasé súper mal el fin de semana, estaban todos en tu cumpleaños, no había nadie conectado en messenger, maldito" "¡Es que tú siempre me molestai, por eso no te invité" Víctor furioso quizo tirar a Daniel desde el segundo piso pra abajo, pero el dani se sustuvo bien agarrado del chaleco de Víctor, así que los dos cayeron por la ventana. Al caer, unas ramas de árboles otoñales rasguñaron a Daniel, pero a Víctor lo cortaron la guata, sin mucha profundidad, pero para que un niño alcance a espantárse. Además que la herida chorreó sangre, pero no sólo sangre, también salió un pedazo de caca para afuera, la misma caca que daba vueltas desde el sábado. En el patio central del colegio habían dos chiquillos adoloridos y un surullo bien constituido.
martes, 12 de enero de 2010
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